El estrés puede contrarrestar los
efectos benéficos de una dieta saludable.
La investigación se hizo de forma
aleatoria y se analizaron a 58 mujeres que primero ingirieron una comida con
altos niveles de grasas saturadas, como las que se encuentran en la carne y la
mantequilla. Luego, una o dos semanas después, las mujeres consumieron una comida
baja en grasas saturadas. La única diferencia entre las comidas fue la
proporción de grasas saturadas e insaturadas. Aspectos como la cantidad de calorías, tipo de alimentos
y cantidad de grasa, carbohidratos y proteínas eran idénticas.
Antes de cada comida, las mujeres contestaron varios cuestionarios ya
validados para evaluar los síntomas de depresión que presentaron la semana
anterior y los factores estresantes que experimentaron en las últimas 24 horas.
Antes y después de cada comida los investigadores tomaron muestras de sangre.
Entre las mujeres con bajos
niveles de estrés los marcadores de inflamación tendían a ser más altos después
de ingerir la comida rica en grasas saturadas que después de la comida con
niveles bajos de estas grasas.
Sin embargo, en las
mujeres con niveles altos de estrés esas diferencias desaparecieron: mostraron
niveles altos de inflamación incluso después de ingerir la comida baja en
grasas saturadas.
“Lo sorprendente aquí es que el
estrés hizo que la comida con niveles más saludables de grasa se pareciera a
aquella con niveles altos”, señaló una profesora de psiquiatría de la
Universidad Estatal de Ohio. “El estrés provoca cosas en el metabolismo que
antes desconocíamos”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios