Una buena educación ofrece a los niños y los jóvenes estas
fuerzas para su autorealización:
- Inteligencia emocional. Los conocimientos
no bastan y se requieren el autoconocimiento y el autocontrol.
Solo es exitoso aquel que
maneja sus emociones y
desarrolla buenas habilidades: flexibilidad, optimismo, serenidad y buena
comunicación.
Hay que aprender a
tolerar
las frustraciones, adaptarse y permanecer serenos en las crisis.
- Compromiso. Un triunfador
tiene entrega total y se pone la camiseta como un buen deportista.
Solo le va bien al que
ama lo que hace y se apasiona. Esto supone que no poner el dinero en el primer lugar,
- Inteligencia social y
espiritual: manejar las relaciones, influir con un buen liderazgo y
trascender.
El sabio escucha a los
demás y entiende sus circunstancias.
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