Un divorcio o una separación no significan que una relación haya sido un fracaso, si todo lo vivido te sirvió para aprender y mejorar.
Hay personas que por uno u otro motivo pasan por dos o tres relaciones y cada una de ellas les sirve para crecer y pulirse.
Son como esas cerámicas que vuelven al horno para tomar forma o fijar un color.
Duele, pero ese dolor purifica.
No faltan, claro está, los que se repiten en relaciones enfermizas, porque no aprenden y siguen en el sopor de la inconsciencia.
Por lo mismo, examina tu pasado sin culparte y sin acusar a otros, saca tus enseñanzas y sigue con la frente en alto y el corazón en paz.
No te tortures con reproches continuos ni te abandones al sufrimiento, antes bien, quiérete y enciende luces de esperanza.
Tampoco te hagas daño cerrándote a nuevas relaciones; nadie nació destinado a rupturas permanentes.
Ya lo sabes, lo importante es aprender y avanzar. Si haces todo con verdadero amor ese divorcio o esa separación son un éxito.
Si tienes que tomar, o has tomado una decisión de estas pide ayuda, asesórate de un experto en relaciones de pareja, pídele a Dios sabiduría para que ilumine tu camino, habla con tu pareja, con tus amigos, con tu familia, con tus hijos. Es muy importante escuchar a los demás. Ellos pueden mostrarte alternativas que no hayas considerado y te pueden ayudar a reconsiderar la decisión o a buscar la manera de que no sea algo tan doloroso, ni tan traumático, ni se vayan a ver personas afectadas.
Otros elementos que debes considerar son el perdón, el olvido, la meditación, y aprender a manejar el tiempo a tu favor y la respiración en épocas de crisis (Cuenta hasta 10 antes de hablar y dale tiempo al tiempo).
NOTA: NO ESPERES A QUE LA TASA SE LLENE.
DIALOGUA CON TU PAREJA
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