DE ECKHART TOLLE
"Deseo conocer la mente de Dios", dijo
Einstein. "Lo demás son detalles". ¿Qué es la mente de Dios? Conciencia. ¿Qué
significa conocer la mente de Dios? Estar conscientes. ¿Cuáles son los detalles?
El propósito externo y lo que quiera que suceda en el plano externo.
El
miedo, la codicia y el deseo de poder son las fuerzas psicológicas que no
solamente inducen a la guerra y la violencia entre las naciones, las
tribus, las religiones y las ideologías, sino que también son la causa del conflicto
incesante en las relaciones personales.
Si la historia de la humanidad fuera la historia clínica de un solo ser humano, el diagnóstico sería el siguiente: desórdenes crónicos de tipo paranoide, propensión patológica a cometer asesinato y actos de violencia y crueldad extremas contra sus supuestos "enemigos", su propia inconciencia proyectada hacia el exterior; demencia criminal, con unos pocos intervalos de lucidez.
El
ego siempre confunde las opiniones y los puntos de vista con los hechos.
Además, no comprende la
diferencia entre un suceso y su reacción frente a dicho suceso. El ego
es un verdadero maestro de la percepción selectiva y la interpretación
distorsionada. Es solamente a través de la conciencia, no del pensamiento, que
se puede diferenciar entre los hechos y las opiniones. Es solamente a través de
la conciencia que podemos llegar a ver.
Cuando
se tienen hijos pequeños, se les debe dar ayuda, orientación y protección en la
medida de lo posible, pero
lo más importante es darles espacio para ser. Los hijos llegan al mundo
a través de nosotros, pero
no son "nuestros". La noción de "Sé lo que es mejor para
ti" puede ser cierta cuando son muy pequeños, pero mientras más crecen,
más pierde validez.
Una
relación genuina es aquella en la cual no domina el ego con su búsqueda del yo
y su creación de imágenes. En una relación genuina hay una corriente de
atención sincera y alerta hacia la otra persona, en la cual no hay sensación
alguna de deseo. Esta atención alerta es la Presencia. Es el requisito para toda relación auténtica.
La
realización espiritual consiste en ver claramente que no somos lo que
percibimos, experimentamos, pensamos o sentimos; que no podemos
encontrarnos en todas esas cosas que vienen y se van continuamente. Buda fue
quizás el primer ser humano en ver esto claramente, de tal manera que anata (la
ausencia del yo) se convirtió en uno de los puntos centrales de su enseñanza.
¿Cómo
desprendernos del apego a las cosas? Ni siquiera hay que intentarlo. Es
imposible. El apego
a las cosas se desvanece por sí solo cuando renunciamos a identificarnos con
ellas. Entretanto, lo importante es tomar conciencia del apego a las
cosas. Algunas veces quizás no sepamos que estamos apegados a algo, es decir
identificados con algo, sino hasta que lo perdemos o sentimos la amenaza de la
pérdida. Si entonces nos desesperamos y sentimos ansiedad, es porque hay apego.
Si reconocemos estar identificados con algo, la identificación deja
inmediatamente de ser total. "Soy
la conciencia que está consciente de que hay apego". Ahí comienza
la transformación de la conciencia.
La identificación del ego con las cosas da lugar al apego
y la obsesión, los cuales crean a su vez la sociedad de consumo y las
estructuras económicas donde la única medida de progreso es tener siempre más. El deseo incontrolado de tener
más, de crecer incesantemente, es una disfunción y una enfermedad. Es la
misma disfunción que manifiestan las células cancerosas cuya única finalidad es
multiplicarse sin darse cuenta de que están provocando su propia destrucción al
destruir al organismo del cual forman parte. Algunos economistas están tan
apegados a la noción de crecimiento que no pueden soltar la palabra y entonces
hablan de "crecimiento negativo" para referirse a la recesión.
Una
de las estructuras mentales básicas a través de la cual entra en existencia el
ego es la identificación. El vocablo "identificación" viene
del latín "ídem" que significa "igual" y "facere"
que significa "hacer". Así, cuando nos identificamos con algo, lo
"hacemos igual". ¿Igual a qué? Igual al yo. Dotamos a ese algo de un
sentido de ser, de tal manera que se convierte en parte de nuestra
"identidad". En uno de los niveles más básicos de identificación
están las cosas: el
juguete se convierte después en el automóvil, la casa, la ropa, etcétera.
Tratamos de hallarnos en
las cosas, pero nunca lo logramos del todo y terminamos perdiéndonos en ellas.
Ese es el destino del ego.
No resistirnos, no juzgar y no apegarnos son los tres secretos de la verdadera libertad y de una vida iluminada.
La
vida siempre es ahora. La vida entera se desenvuelve en este ahora
constante. Los momentos pasados o futuros existen solamente cuando los
recordamos o los imaginamos, trayéndolos a la mente en el único momento que existe: éste.
Ser
uno con la vida significa ser uno con el ahora. Entonces nos damos
cuenta de que no vivimos la vida, sino que ésta nos vive. La vida es la
bailarina y nosotros somos la danza.
La
depresión, las crisis y las reacciones exageradas son comunes cuando la
infelicidad se oculta detrás de un rostro sonriente y unos dientes
blancos, cuando nos
obstinamos en no reconocer esa enorme infelicidad.
Nuestro
propósito interno es el despertar. Es así de sencillo, es un propósito
que compartimos con todos los demás seres humanos de este planeta, porque es el
propósito de la humanidad.
El Zen dice, "No busques la verdad. Sencillamente abandona tus opiniones".
¿Qué significa esa frase? Dejar de identificarnos con la mente. Lo que somos
aflora espontáneamente cuando eso sucede.
En
lugar de reconocer todo lo bueno de la vida, lo único que vemos es carencia.
Reconocer lo bueno que ya tenemos es la base de la abundancia.
Debemos
ver la conexión entre los pensamientos y las emociones. En lugar de ser
pensamiento y emoción, debemos
ser la conciencia que los observa.
Cuando
nos abstenemos de tapar el mundo con palabras y rótulos, recuperamos ese
sentido de lo milagroso que la humanidad perdió hace mucho tiempo.
El
momento presente es el campo en el cual transcurre el juego de la vida.
No puede jugarse en ningún otro lugar.
No podemos llegar a ser buenos esforzándonos por serlo sino encontrando la bondad que
mora en nosotros para dejarla salir.
La vida nos pone en el camino las experiencias que más
necesitamos para la evolución de nuestra conciencia. ¿Cómo saber si ésta es la
experiencia que usted necesita? Porque es la experiencia que está viviendo en este momento.
Es imposible que haya interacciones humanas auténticas
cuando las personas se diluyen en sus personajes.
Solamente
podemos perder lo que tenemos, más no lo que somos.
Si la historia de la humanidad fuera la historia clínica de un solo ser humano, el diagnóstico sería el siguiente: desórdenes crónicos de tipo paranoide, propensión patológica a cometer asesinato y actos de violencia y crueldad extremas contra sus supuestos "enemigos", su propia inconciencia proyectada hacia el exterior; demencia criminal, con unos pocos intervalos de lucidez.
No resistirnos, no juzgar y no apegarnos son los tres secretos de la verdadera libertad y de una vida iluminada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios