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Más
lo quiero mozo y pobre que viejo que se doble.
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De
la abundancia del corazón, habla la boca.
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De
grandes cenas, están las sepulturas llenas.
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Casa
nueva, no habites en ella.
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Cuando
veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar.
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Mujeres
juntas, ni difuntas.
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Hoy por ti, mañana por mí.
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Reza, pero no dejes de remar.
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Son
cáscaras del mismo palo.
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No
soy baúl de nadie.
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Los niños y los locos, dicen las
verdades.
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La
ruina comienza por la cocina.
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Adonde
el corazón se inclina, el pie camina.
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Ni
al jugador que jugar, ni al gastador que gastar, ni al avaro que guardar.
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Nobleza
Obliga.
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Coser
y cantar, todo es empezar.
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Al
roto, patadas y porotos.
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Cojo
con miedo, corre ligero.
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Como
buscar una aguja en un pajar.
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La
mierda cuando la puyan hiede.
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Desvélate
por saber y trabaja por tener.
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En
casa llena, presto se hace la cena.
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Si quieres cruzar el río, tienes que
mojarte los pies.
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De
hambre a nadie vi morir, de mucho comer, cien mil.
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En
larga jornada, la leve carga es pesada.
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Cuando
la zorra predica, no están seguros los pollos.
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Y
el que llegó de Copiapó de las mechas lo saco.
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Por
San Blas verás las cigüeñas volar y si no las vieres, año de nieves.
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Hijo
de tigre, rayado tenía que ser.
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Quien se casa por dinero, no se llama
caballero.
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Del
dicho al hecho, hay mucho trecho.
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Si
quieres saber quién es Periquillo, dale un destinillo.
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Santo
que no es visto no es adorado.
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El que al mundo vino y no toma vino, ¿a
qué mierda vino?
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Dinero
y pecados, cada cual los tiene callados.
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En
casa del ladrón: te roban hasta la respiración.
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Hambre
que espera hartura, no es hambre.
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De
la mano a la boca, se pierde la sopa.
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A
la vejez se acorta el dormir y se alarga el gruñir.
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Es
como el basurero que quema por debajo.
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A mal de muchos, remedio de pocos.
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El trabajo no deshonra, dignifica.
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Amor
de puta y vino de frasco, a la noche gustosos, y a la mañana dan asco.
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A Dios rogando y con el mazo dando.
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Dime de lo que presumes y te diré de lo
que careces.
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Días
que pasan de enero, ajos que pierde el ajero.
No
por mucho madrugar, amanece más temprano.
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