Cada día hay más personas capaces de ver la diferencia entre ser
religioso y ser espiritual.
Ser religioso puede ayudarte a crecer en consciencia o puede inflar tu ego orgulloso: “Soy mejor que los demás”.
Una actitud de soberbia que no casa con la
espiritualidad porque el
ser espiritual no sigue los dictados del ego orgulloso.
Siempre que te crees mejor que otros estás en un sendero peligroso de identificación y separación.
Pones tu identidad no en amar sino en un
credo y te separas de los
que no están en tu grupo y los excluyes o juzgas.
Y es que al ego soberbio le fascina ser más que los otros,
juzgar y creer que él tiene la razón y es más y mejor.
Un estado serio de inconsciencia del que
sales cuando lo único que
te importa es amar y, por lo mismo, no juzgar.
Espiritualidad es consciencia despierta, conexión con Dios, no sentirte superior a nadie y
vibrar sólo en un amor puro.
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