Cuenta
la historia que hace años un monje anciano iba camino de su monasterio en el
Himalaya.
Era lo
más crudo del invierno, había nieve y, de pronto, se desató una lluvia
fuerte y pertinaz.
El anciano no se detuvo y cómo pudo llegó totalmente fatigado al monasterio
ya bien entrada la noche.
Un joven monje que estaba de portero le preguntó
sorprendido: “¿Cómo hizo
usted para llegar con este tiempo infernal?”.
El anciano se sentó y respondió sereno: “Mi corazón quería llegar y a mi
cuerpo le quedó fácil seguirlo”.
Bien. Ahora pregúntate: ¿Qué me puede frenar cuando pongo todo el corazón y el
ser en lo que anhelo?
Con razón dijo un sabio: “Cuando tú tienes un buen corazón siempre encuentras el
cómo”.
Despierta
esa pasión dormida que tenías cuando niño. Siente a Dios y entrégate con todo
el corazón. Entonces todo estará bien.
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