En
tus relaciones de pareja siempre tendrás problemas domésticos por querer
domesticar a tu pareja o tus hijos.
Renuncia
ya mismo a ese afán egoísta que te impele a controlar a los demás y a imponerles
tus gustos y tus reglas.
Acepta que son autónomos y tienen su propio proceso,
aunque vaya en contravía de tus anhelos o caprichos.
Sin respeto el amor es un engaño, sin respeto manipulas, presionas o impones, sufres y haces sufrir.
Respetar
es valorar la inmensa dignidad de cada ser y aceptar que es libre para
aprender con aciertos y errores.
¿Acaso tú no aprendiste con muchos yerros? Entonces acalla los miedos que te mueven a proteger y amarrar.
Dios nos dio libre albedrío y tú pretendes anularlo y
lograr que los demás hagan lo que tú quieres.
En tu erróneo padrenuestro los demás te deben decir: “Hágase tu voluntad en la casa,
afuera y en todas partes”. ¡Qué Ego!
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