Todos
tienen una historia. Tu
historia está compuesta de varios capítulos que se desarrollan en el transcurso
de tu vida. Esos
capítulos van de la felicidad a la tristeza, de lo traumático a lo transformativo,
y todo aquello entre ambos. Tus
historias son lo que te hace quien piensas que eres y lo que determina
cómo te perciben los demás en este mundo.
Te cuentas tu historia de manera
habitual. Todo el
tiempo narras tu historia mentalmente y otras veces la cuentas a los demás. Cada conversación que tienes es,
en cierta forma, un reflejo de una experiencia pasada. Tu diálogo
interno está lleno de memorias de lo que ha ocurrido antes, y tu te alejas o te acercas de
la recreación de otra versión de esa experiencia con casi cada pensamiento que
tienes, cada palabra que dices, y cada acción que llevas a cabo.
Somos la suma total de nuestras
experiencias. Esas
experiencias, ya sean positivas o negativas, nos hacen quienes somos, en todo
momento de nuestras vidas. Y,
al igual que un río que fluye, esas mismas experiencias, y aquellas que están
por venir, Continuan teniendo influencia y dando forma a la persona que somos, y en la que
nos convertiremos. Ningúno
de nosotros es la misma persona de ayer, ni la que seremos mañana -B.
¿Cómo creas tus historias?
Todo lo que experimentas pasa primero por la percepción de tus sentidos —gusto, tacto, vista, oído, u olfato— y genera un tipo de sentimiento. Posteriormente, el sentimiento da lugar a un pensamiento, que después identificas como una emoción, con la que etiquetas la experiencia como buena o mala, correcta o incorrecta, feliz o triste. En cierto sentido, las emociones son pensamientos que asocias con sentimientos o sensaciones físicas. En este momento comienzas a darle un significado a tus experiencias de vida: “Mis padres me dieron en adopción, así que eso quiere decir debe haber algo malo conmigo”.
Los distintos significados que le das a
cada experiencia se convierten en los hilos que tejen cada capítulo de tu vida para crear el tapiz de tu
historia. Cuando interpretas tus experiencias de vida como negativas o como
algo que te resta poder, conformas creencias limitantes de ti mismo. Estas creencias limitantes
pueden soñar de esta manera:
· “No soy suficientemente bueno”
· “Nunca podré hacer eso”
· “Soy un tonto”
· “Nunca tendré suficiente”
· “No merezco ser feliz”
Como resultado de estas creencias
limitantes, el miedo, el dolor, y el sufrimiento se colocan en el primer plano
de tu conciencia; e
intencionalmente tratas de evitar a todos o a todo aquello que te hace volver a
vivir aquellas experiencias.
El circuito negativo
· ¿Puedes recordar la última vez que escuchaste la voz del miedo y te privaste de la capacidad de dirigirte con decisión hacia tu visión o meta?
· ¿Algúna vez te has quejado con un amigo o compañero de trabajo y has acabado en una espiral negativa mientras hacías mención de todo aquello que pensabas que no estaba bien con otra persona o con tu situación?
Estos comportamientos de autosabotaje son, en parte, un intento de protegerte inconscientemente de otra experiencia que refuerce la historia de por qué no puedes ser, hacer, o tener lo que quieres en la vida Estos motivadores inconscientes son lo que llamamos emociones no resueltas, que se han reprimido de experiencias anteriores, y son los que crean decisiones limitantes inconscientes que te mantienen atrapado en la misma vieja historia, mes tras mes, año tras año.
Cómo reescribir tu historia
La buena noticia es que eres el autor de tu propia historia. Eres el único que recorre tu camino y se abre paso en él. Eres quien escribe la historia y tiene la capacidad de cambiar la narración en todo momento
¿Pero por dónde comenzar cuando tienes toda una vida de memorias grabadas (sanskaras) y emociones reprimidas que motivan cada uno de tus pensamientos, palabras, y acciones?
Existen dos tipos de interpretaciones,
aquellas que te empoderan y aquellas que te quitan fuerza. Por ejemplo, sé de dos hermanas
de las que su padre abusaba una de las hermanas acabó consumiendo drogas,
abandonó la escuela, se quedó sin hogar, y fue de una relación de abuso a otra.
La otra hermana fue a la universidad, y tenía una carrera exitosa, y una pareja
que la valoraba. A ambas chicas les hicieron una entrevista en la televisión
nacional, y cuando les preguntaron “¿Cómo fue que llegaste a dónde estás hoy?” su respuesta fue la misma:
“Después de todo lo que pasé, todo lo que soporté, ¿cómo podría haber sido algo
distinto?”
Piensa en tu futuro de manera positiva
La moraleja de esta historia es que siempre puedes decidir cómo interpretas los acontecimientos, circunstancias, e interacciones con los demás. Puedes elegir concentrarte en lo negativo al buscar todo aquello que está mal, lo que te conduce a mayor dolor y sufrimiento, o puedes elegir ver lo que está bien (encontrar los regalos o las oportunidades), lo que te lleva a un mayor potencial, y más dicha, felicidad y plenitud.
Reescribir tu historia requiere que
observes con honestidad cuando culpaste a otras personas o circunstancias por
los giros que dio tu vida
¿Te sientes resentido por un ascenso que no obtuviste en el trabajo?
¿Sigues amargado por esa relación que no funcionó?
Si crees que estás albergando resentimientos, pregúntate lo que aprendiste de esa persona o situación. Piensa en la historia de manera positiva. Piensa en qué regalos se manifestaron en tu vida como resultado de no haber satisfecho tus necesidades o conseguido lo que querías en aquella ocasión.
A
medida que te acostumbres a encontrar las oportunidades en cada desafío,
comenzarás a ver las nuevas experiencias con una nueva luz, y comenzarás a
reescribir tu historia. A
todo el mundo le han negado algo que quería en un momento o en otro, sólo para
darse cuenta de en realidad lo tenían todo. De haber tenido aquello que
pensabas que necesitabas en aquel momento, no tendrías los regalos que tienes
hoy.
Todo lo que experimentas pasa primero por la percepción de tus sentidos —gusto, tacto, vista, oído, u olfato— y genera un tipo de sentimiento. Posteriormente, el sentimiento da lugar a un pensamiento, que después identificas como una emoción, con la que etiquetas la experiencia como buena o mala, correcta o incorrecta, feliz o triste. En cierto sentido, las emociones son pensamientos que asocias con sentimientos o sensaciones físicas. En este momento comienzas a darle un significado a tus experiencias de vida: “Mis padres me dieron en adopción, así que eso quiere decir debe haber algo malo conmigo”.
· “No soy suficientemente bueno”
· “Nunca podré hacer eso”
· “Soy un tonto”
· “Nunca tendré suficiente”
· “No merezco ser feliz”
· ¿Puedes recordar la última vez que escuchaste la voz del miedo y te privaste de la capacidad de dirigirte con decisión hacia tu visión o meta?
· ¿Algúna vez te has quejado con un amigo o compañero de trabajo y has acabado en una espiral negativa mientras hacías mención de todo aquello que pensabas que no estaba bien con otra persona o con tu situación?
Estos comportamientos de autosabotaje son, en parte, un intento de protegerte inconscientemente de otra experiencia que refuerce la historia de por qué no puedes ser, hacer, o tener lo que quieres en la vida Estos motivadores inconscientes son lo que llamamos emociones no resueltas, que se han reprimido de experiencias anteriores, y son los que crean decisiones limitantes inconscientes que te mantienen atrapado en la misma vieja historia, mes tras mes, año tras año.
La buena noticia es que eres el autor de tu propia historia. Eres el único que recorre tu camino y se abre paso en él. Eres quien escribe la historia y tiene la capacidad de cambiar la narración en todo momento
¿Pero por dónde comenzar cuando tienes toda una vida de memorias grabadas (sanskaras) y emociones reprimidas que motivan cada uno de tus pensamientos, palabras, y acciones?
La moraleja de esta historia es que siempre puedes decidir cómo interpretas los acontecimientos, circunstancias, e interacciones con los demás. Puedes elegir concentrarte en lo negativo al buscar todo aquello que está mal, lo que te conduce a mayor dolor y sufrimiento, o puedes elegir ver lo que está bien (encontrar los regalos o las oportunidades), lo que te lleva a un mayor potencial, y más dicha, felicidad y plenitud.
¿Te sientes resentido por un ascenso que no obtuviste en el trabajo?
¿Sigues amargado por esa relación que no funcionó?
Si crees que estás albergando resentimientos, pregúntate lo que aprendiste de esa persona o situación. Piensa en la historia de manera positiva. Piensa en qué regalos se manifestaron en tu vida como resultado de no haber satisfecho tus necesidades o conseguido lo que querías en aquella ocasión.
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