Muchas
son las personas que tienen como proyecto de vida enamorarse, casarse y formar
una familia feliz. Pero sin embargo, muy pocos lo
logran. Pueden creer que
encontraron el amor, pero con el tiempo, aparecen las dificultades, desaparece
la pasión, y comienzan a ver en el otro una faceta negativa que antes no
estaba, o parejas que viven en un estado de normalidad, aburrimiento, rutina,
sin la magia, la alegría, y la maravilla de compartir la vida con el otro.
Es como si se cayera todo un sueño de golpe. Es entonces cuando dicen de su pareja “antes no era así”.
Sin embargo si lo era, sólo que no querían verlo. De ahí viene la famosa frase “el amor es ciego”.
Lo
que sucede es que al comienzo de la relación uno idealiza al otro, y está tan
maravillado por sus cualidades positivas y su belleza, que no ve lo negativo. Es decir, la realidad, la persona en su totalidad. Esta idealización se produce
justamente por todas las expectativas depositadas en ese hombre o mujer, por
nuestro profundo deseo de que él o ella sea la persona correcta y no volver a
equivocarnos y “sufrir por amor”. A su vez, las expectativas y el deseo
de enamorarse y ser feliz, son producto de una carencia interna. De una sensación de incompletitud,
algo que falta. Y el gran error de la mayoría de los seres humaños es creer que esa sensación de
falta la puede llenar el hombre o la mujer ideal.
Desde
el momento en que uno simplemente desea tener una pareja, y realmente lo desea
con ansias, probablemente sea inconsciente acerca de su falta de autoestima. Pues autoestima significa amor propio, y cuando uno realmente se
ama y está vibrando en la energía del amor incondicional se siente tan lleno,
tan pleno, tan satisfecho, tan gozoso, que no necesita absolutamente de nada ni
nadie. Ningúna necesidad.
El contacto auténtico con
el Ser interno provoca tal gozo, tal dicha, y tal amor, que nada de afuera
puede superarlo uno no necesita prender una vela cuando está en una habitación
llena de luz y sol. Es maravilloso formar una familia y tener una
relación sana, un compañero para compartir la vida y nuestro tránsito en esta
Tierra. Pero aquí nos
estamos refiriendo a la necesidad psicológica compulsiva de intentar cubrir un
agujero, un vacío interior, con algo o alguien externo.
Lamentablemente las trampas del ego son
muy sutiles, y muchas personas que creen estar bien y felices con ellas mismas,
atraen parejas que terminan engañándolas, usándolas, generando situaciones de
violencia, maltrato, o simplemente actitudes de desamor, egoísmo y descompromiso. Y esta es la prueba de cómo
estaban realmente.
Cuando
a alguien le cuesta mucho sostener una pareja estable y feliz, y una y otra vez
a lo largo de su vida no logra realizar este anhelo tan profundo de su corazón,
la vida le está mostrando que todavía no está preparado Todavía tiene heridas viejas que deben ser sanadas, para que pueda
atraer una persona de alta frecuencia. Dicho de otro modo, el otro viene
siempre a mostrarte lo que todavía no está resuelto en ti, y generalmente es lo
que menos deseas ver. Porque
es tu dolor más profundo. Tu mayor oscuridad, que por supuesto siempre tiene origen en el pasado.
La
vida es tan sabia y amorosa que siempre hace todo lo posible para mostrarnos lo
que no queremos ver, para que salga a la luz la oscuridad y de esta manera
hacer consciente lo inconsciente. Pues sólo
podemos cambiar lo que vemos. No podemos cambiar algo que no vemos.
Las relaciones son la manera más fácil de
mostrarnos (a través del dolor, las dificultades y el sufrimiento) lo que
todavía no sanamos ¿Por
qué uno vuelve a atraer una y otra vez parejas difíciles, con problemas, y
siempre fracasamos en el amor? Porque no nos ocupamos de nuestra propia
oscuridad, de nuestra carencia emocional, de nuestro niño herido que todavía
busca el amor que nunca recibió cuando necesitaba. Ese amor que tanto uno desea sentir, no sólo se
busca erróneamente en las relaciones, sino también a través del consumo
excesivo, las compras compulsivas, las drogas, los deportes extremos, el sexo,
etc. Pero por supuesto, jamás se encuentra.
Cuando
uno dedica su vida a autotransformarse y elevar su vibración hasta recuperar la
pureza que tenía de niño, puede experimentar muchas dificultades en el proceso
natural de crecimiento interior, pero va a llegar un momento en que
inexorablemente esa pureza reine y dirija su vida, dejando al dolor atrás como
un recuerdo lejano. Es en este momento (cuando uno
estando solo se siente radiante, pleno, satisfecho y sin necesidad de entablar
una relación) donde están abiertas las puertas del amor para que aparezca una
ser con una frecuencia similar, alguien incapaz de hacernos daño en ningún
nivel uno no puede atraer a alguien negativo o una experiencia desagradable, si
no tiene dentro suyo esa misma carga negativa. Eso es imposible. Pues todo es energía.
Lo que tu atraes es lo que eres en este
momento. Si quieres saber
realmente cual es tu estado de evolución espiritual, mira a tu pareja.
Ese es tu espejo. Todo lo
negativo que veas en él o ella está también dentro tuyo, y él o ella vino a tu
vida para mostrártelo. Ahora, la pregunta es: ¿tomas realmente la decisión de ocuparte de sanar
tus heridas más profundas o prefieres seguir evadiéndolas y atrayendo una y
otra vez infelicidad, personas que no te aman realmente y solo saben provocar
conflictos?
Tanto
la soledad como la vida en pareja son estados maravillosos. No tengas preferencias. Deja que la vida (o tu Ser que es lo mismo) se ocupe de
traerte lo que necesitas para evolucionar. No tengas miedo a sufrir. Al contrario Cuánto más sufras,
más crecerás. Debes mirar al dolor como tu mejor amigo. Esto no es ser morboso, es sólo
ser plenamente consciente de que todas las experiencias desagradables de la
vida y todas las personas oscuras que conocimos, fueron las que más nos
enseñaron y con las que más crecimos. Cuando uno no crece con una experiencia
negativa o en relaciones con personas de baja frecuencia, es porque su atención
se ha quedado afuera (culpando al otro, victimizándose, juzgando, enojado, o
pensando cuán injusta es la vida en vez de aprovechar la oportunidad para
evolucionar y transmutar su propia oscuridad en Luz).
Cuando
comprendes que “el otro” no existe, y que solo es un ángel disfrazado de
demonio que previamente hizo un convenio contigo en el otro plano para
mostrarte lo que todavía no querías o no podías ver, te das cuenta de las
oportunidades maravillosas que nos da esta vida para crecer, evolucionar y
sanar. De ti depende aprovecharlas al máximo y
no calificarlas como negativas, pues eso es lo que hace el ego. Todo sirve para evolucionar
cuando uno está despierto y consciente. Hasta la más mínima discusión
con un taxista o un auto que nos cierra y se nos tira encima.
En un estado de conciencia elevado lo
negativo no existe. Sólo
existen las pruebas para crecer que nos permiten cada vez más experimentar la
divinidad que todos somos. Entonces y sólo entonces, la vida entera se
transforma en una constante bendición, porque uno sabe con certeza que todo lo
que le ocurre tiene un fin sabio y amoroso.
Comprende
que cuanto mayor sea la dificultad, tanto mayor es la luz que hay detrás. Es así como uno deja de tener miedo a sufrir en las relaciones, y
le da la bienvenida a las dificultades y al dolor, del mismo modo que a lo bello
y armonioso ¡Con tanta
gratitud y regocijo!
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