La palabra tiene mucho de aritmética,
afirma el pensador Carlos Siller, y agrega con agudeza:
La palabra divide cuando se utiliza como navaja para lesionar y resta si la usas con ligereza para censurar.
La palabra suma cuando se emplea para dialogar y multiplica si la usas con amor para unir y edificar.
Estas matemáticas se pueden enriquecer con las del amor: El odio divide y resta, el amor suma y multiplica.
Cuando amas y te amas eres un ser que acerca, une y eleva, eres alguien que irradia luz por doquier.
El amor reconcilia y apacigua, el amor une a los contrarios y acerca a los distantes y los distintos.
Como decía San Pablo, el amor es comprensivo y tolerante, no tiene envidia y no lleva cuentas del mal.
Es paciente, no tiene celos; no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés. Si así amas, el amor es perdurable.
La palabra divide cuando se utiliza como navaja para lesionar y resta si la usas con ligereza para censurar.
La palabra suma cuando se emplea para dialogar y multiplica si la usas con amor para unir y edificar.
Estas matemáticas se pueden enriquecer con las del amor: El odio divide y resta, el amor suma y multiplica.
Cuando amas y te amas eres un ser que acerca, une y eleva, eres alguien que irradia luz por doquier.
El amor reconcilia y apacigua, el amor une a los contrarios y acerca a los distantes y los distintos.
Como decía San Pablo, el amor es comprensivo y tolerante, no tiene envidia y no lleva cuentas del mal.
Es paciente, no tiene celos; no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés. Si así amas, el amor es perdurable.
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