Se
parte de la premisa de cambiar la concepción de que se requiere poseer los
bienes a pasar a un modelo donde lo que prima es el acceso y el buen uso.
Por estas fechas navideñas se habla mucho de la necesidad de compartir más y de
generar vínculos más estrechos con las personas; estos sentimientos son
especialmente reales en los modelos de economía solidaria y consumo
colaborativo, por tanto, escribo esta artículo para resaltar sus
características más relevantes y sus diferencias en cuanto a modelos que con mayor fuerza
están basados en la posesión de bienes.
De igual forma citaré algunos ejemplos de modelos nacionales e
internacionales que permitan dar un panorama global del tema.
¿De qué trata todo el tema de la económica solidaria y
del consumo colaborativo?
La lógica atrás del consumo colaborativo es muy simple, y
es ¿Cómo podemos hacer un consumo más sostenible de las cosas que usamos? Si observamos un poco nuestros hábitos de consumo, vamos a notar que
hay objetos que compramos y que solo usamos un par de veces en la vida,
por ejemplo: El taladro que solo usamos un par de minutos en la vida de este y
que la mayor parte del tiempo permanece guardado.
El
modelo de consumo colaborativo, parte de la premisa de cambiar la concepción de
que se requiere poseer los bienes a pasar a un modelo donde lo que prima es el
acceso y el buen uso del bien. Bajo esta premisa, este modelo ha tomado
mucha fuerza en todo el mundo, convirtiéndose en un movimiento que agrupa a
muchas personas preocupadas por hacer un consumo responsable de los bienes y
servicios.
Algunos autores como Kevin Kelly señalan que venimos de una etapa del híper
consumo, donde los principales accionares son la adquisición de créditos, la publicidad
atrayente, y la propiedad individual. Asimismo, proponen que para el
siglo XXI existen unos motivantes diferenciales como son la generación de
reputación, la construcción de comunidades, y el acceso compartido a bienes y
servicios.
Se
distinguen tres sistemas de consumo colaborativo :
Basado
en productos: En estos modelos las personas pagan por acceder al bien o
servicio y solo por el tiempo que usan, ejemplos claros de este modelo son el
car sharing, los modelos de alquiler de lavadoras, modelo de tercerización de
servicios. Este modelo trae implícito mejoras en el impacto ambiental ya que en
teoría se requieren menos productos fabricados y tiene el reto de crear mejores
productos con mejor durabilidad.
Basado
redistribución: Estos modelos se caracterizan por llevar bienes usados
de lugares donde ya no se necesitan, a lugares donde sí se necesitan. Algunos
ejemplos de este modelo son los mercados de segunda mano, los procesos de
donación, los mercados de trueque y las tiendas en línea como eBay o DeRemate
donde podemos encontrar una gran cantidad de productos de segunda mano a la
venta. En principio al igual que los sistemas basados en producto se reduce el
impacto ambiental por disminuir el proceso de producción, pero existen riesgos
como el impacto ambiental debido a los medios de transporte usados, al igual
que el mal uso de este servicio compartiendo cosas que no son necesarias o que
se encuentran en mal estado que puede impactar negativamente el nivel de
desechos en el lugar de destino del bien.
Estilos
de vida colaborativos: estos modelos se basan en la construcción de
comunidades de personas que tienen como fin último el compartir, bien sea el
acceso bienes, servicios, espacios o tiempo. Algunos ejemplos de estos modelos
son: las cooperativas de consumo, los bancos de tiempo, la generación de
monedas alternativas. Estos modelos redundan en el impacto que generan las
personas que participan en estos grupos o comunidades, donde el colectivo
redunda en beneficios, sociales, ambientales y económicos.
Revisando estos diferentes modelos muchos de ustedes pensarán
que estos ya existen desde hace mucho tiempo y que son practicados
muchas personas. Lo realmente
interesante desde el punto de vista de la sostenibilidad, es el impacto
potenciador que han tenido y continuarán teniendo las tecnologías de
información en los mismos, ya que permiten que cualquier persona en cualquier
lugar del mundo con acceso a internet pueda participar en estas dinámicas.
Asimismo, permiten que estos modelos crezcan casi sin límite, motivados por los
ahorros y los beneficios que pueden ofrecer tanto a empresas como a
consumidores.
Sobre
estos modelos ya hay un reconocimiento a nivel mundial y local de algunos
proyectos en sectores específicos como el de movilidad, alojamiento y vivienda
y temas de servicios, pero sin duda alguna cada vez serán más los sectores que
deseen involucrase en estos modelos.
Asociados a movilidad se han destacado los modelos de
compartir el carro con compañeros de trabajo, amigos, vecinos e incluso con
personas desconocidas (Carpooling). Estas plataformas se apalancan en
diferentes sistemas que varían en complejidad y funcionamiento, se pueden ver
ejemplos como los de Zimride y RideJoy que son plataformas muy completas con
bases de datos gigantes de conductores, pasajeros y rutas que facilitan los
ejercicios de búsqueda. De igual forma se pueden encontrar sistemas menos
sofisticados e igualmente eficientes como grupos universitarios en redes como
Facebook donde se publican rutas y horas de salida. En Colombia, existen ejemplos como EasyWay
con una plataforma robusta y ejemplos de comunidad de usuarios universitarios
como Wheels que reúne más de 15 usuarios.
Dentro del tema movilidad también se destacan los que
potencian los temas de compartir el carro por medio del alquiler del mismo
(CarSharing). Estos trabajan con el concepto que los carros particulares
permanecen cerca del 92 por ciento de su vida útil parqueados y que es posible
que otras personas durante estos espacios de tiempo los utilicen. Internacionalmente se destacan proyectos como
SocialCar en España que brinda una plataforma para facilitar el proceso de
alquiles de vehículos entre particulares. En Colombia se destaca en esta
modalidad la iniciativa TodosEn4 que viene trabajando en fomentar una cultura
de confianza entre sus usuarios para que más personas se sumen a “Compartir” su
carro en esta modalidad.
En la movilidad de hospedaje y vivienda se destacan dos
aplicaciones que han logrado un alcance global con grandes comunidades que
dispuestas a compartir su vivienda con el caso de airbnb que facilita que cualquier persona pueda
poner en renta su casa durante los periodos en los que no va ser usada. En la
misma línea pero ya no de la casa sino del sofá se encuentra couchsurfing que
reúne personas que buscan no solo tener un espacio donde pasar la noche, sino
aquellas que quieren contar con un anfitrión local que les permita un mayor
relacionamiento con la cultura local.
Estos
son solo algunos ejemplos de lo que está pasando en el mundo entorno a las
economías colaborativas.
Quedan unos retos importantes en términos de
sostenibilidad, como lo son:
Cambiar
la cultura de usar y tirar por una de acceder, reusar y compartir.
Mejorar
la vida útil de los productos para que puedan ser usados por más personas.
Por
supuesto el mayor reto está en incentivar la generación de confianza y
comunidades que trabajen temas de consumo responsable y que generen
alternativas de consumo colaborativo.
Que
sea esta Navidad el espacio propicio para reflexionar sobre estos temas y
darnos la oportunidad de conocer e involucrarnos más en estos nuevos modelos.
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