Mi desafío diario es apostar a mantener arriba la confianza y lograr
que todo lo bello me impregne de vida.
Quiero mantener lejos lo nefasto, soñar con
días mejores y renacer
como las plantas en primavera.
Necesito arrojar a la basura lo que me tensiona,
me hace bien ser un buen surfeador que juega con las olas.
El secreto es no pelear con el oleaje, es conocerlo, manejarlo y fluir
con todo lo que llega.
Fluir…fluir…fluir, sí, ahí se refugia esa
paz que ansío. Aceptar que
cada ser está donde debe estar.
Nada de batallas con los otros, cero
imposiciones, no. Fluir, aceptar a los otros y no pelear para cambiarlos.
Todo es perfecto y cada quien vive lo que
necesita y ha creado según
su estado de conciencia.
En su justo momento el que es inconsciente
despertará porque todo ser va avanzando a la luz en una vida que es infinita.
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