La
justicia afecta a todas las fases de la actividad económica, porque en todo
momento tiene que ver con el hombre y con sus derechos.
La obtención de recursos, la financiación, la
producción, el consumo y todas las fases del proceso económico tienen
ineludiblemente implicaciones
morales. Así, toda
decisión económica tiene consecuencias de carácter moral.
La
globalización es un fenómeno multidimensional y polivalente, que exige ser
comprendido en la diversidad y en la unidad de todas sus dimensiones, incluida la teológica.
No es correcto considerar el aumento de
población como la primera causa del subdesarrollo.
La sexualidad no se puede considerar solo como
una simple fuente de placer.
Los estados están llamados a establecer políticas que
promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el
matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad,
haciéndose cargo también de sus problemas económicos y fiscales, en el respeto
de su naturaleza relacional.
La economía necesita de una ética amiga del hombre
La
economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; de una ética amiga de la persona.
En las iniciativas para el desarrollo debe quedar a salvo el principio
de la centralidad de la persona humana, que es quien debe asumirse en
primer lugar el deber del desarrollo.
La
cooperación internacional necesita personas que participen en el proceso del
desarrollo económico y humano, mediante la solidaridad de la presencia, el
acompañamiento, la formación y el respeto.
El
tema del desarrollo está también muy unido hoy a los deberes que nacen de la
relación del hombre con el ambiente natural. Éste es un don de Dios para todos,
y su uso representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y
toda la humanidad.
La
naturaleza nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de vida.
La naturaleza está a nuestra disposición no
como un «montón de desechos esparcidos al azar», sino como un don del Creador para que el hombre descubra
las orientaciones que se deben seguir para «guardarla y cultivarla»
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