Así que ya tomaste la decisión de marcharte,
¿verdad? Lo sé, y no voy a detenerte. Haz lo que quieras; al final, esa es
tu vida. Pero, aquí estoy,
en el mismo lugar, esperando. Si solo necesitas un oído que te escuche, yo estoy aquí.
Y sí, sé que él te dio más amor, que supo llenarte de lo que yo no pude. Pero, claro que sé perder. No hay necesidad de disimular; esas lágrimas solo hacen más ruido. Si tienes que irte, ¡vete ya! Pero, honestamente, yo esperaba que te quedaras.
El agua hay que dejarla correr, y yo me trago esas palabras que se me quedan atragantadas en la garganta. Si hoy el viento sopla a tu favor, no te guardaré rencor. Porque sé que esto no será la primera vez que me toca perder.
Hoy te vas tú, pero mañana tal vez me vaya yo. Y sí, seré un buen perdedor. El mundo no va a cambiar. Alguien ocupará tu lugar, y así es como funciona todo. Así que aquí estoy, esperando que el tiempo haga su trabajo, porque al final, saber perder también es una forma de ganar.
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