La
felicidad no se encuentra, ¡se crea!
Cualesquiera que sean tus circunstancias, tienes en ti mismo el poder y la
capacidad de crear tu propia felicidad.
El primer secreto de
la abundante felicidad es
el poder de la actitud.
La base de mi
felicidad comienza con mi
actitud ante la vida.
Soy todo lo feliz que he deseado
ser.
Desde ahora en adelante desearé ser feliz.
Si espero lo mejor,
con mucha frecuencia lo obtendré.
La felicidad es una elección que puedo hacer en cualquier momento y en
cualquier lugar.
Toda experiencia
puede ser considerada de forma que tenga un significado positivo.
Desde ahora voy a buscar en todos y en todo algo positivo.
En cualquier
situación estresante voy a hacerme estas tres preguntas:
¿Qué hay de bueno o qué
podría haber de bueno?
¿Qué es lo que
todavía no es perfecto?
¿Qué puedo hacer para remediar la
situación, pasándolo bien mientras tanto?
La
gratitud es la semilla de la abundante felicidad.
A partir de ahora encontraré cosas por las que sentirme agradecido.
Mis pensamientos son
los que hacen sentirme feliz o desgraciado, no mis circunstancias.
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