¡Ay!
Si nos hubieran visto… Estábamos allí, sentados frente a frente,
bajo la mágica Luna.
Hablábamos de todo, y cada
palabra nos causaba risa, como dos tontos perdidos en nuestro mundo.
Y yo, con el corazón a mil, no
podía ver la hora de tenerte en mis brazos y gritarte: ¡Te amo!
Desde el primer momento en que te vi, supe que eras especial.
Ya te imaginaba así, con esa sonrisa que ilumina todo. Te amo,
aunque decirlo no sea tan fácil. A veces, las palabras se quedan cortas para lo que siento.
Y
de repente, el silencio se adueña del momento. Nos miramos fijamente,
como si el tiempo se hubiera detenido. Tus manos entre las mías… ¡Qué sensación tan única! Tal vez mañana no sepa si podré
verte. Esa duda me mata. Me muero si no te vuelvo a ver. Solo quiero tenerte en mis
brazos y susurrarte de nuevo: Te amo.
Desde
el primer instante, sabía que te buscaba. Te amo, aunque no siempre sea fácil
de decir. Lo defino con esas palabras simples pero poderosas: Te amo.
Porque cada encuentro, cada risa, y cada mirada, hacen que mi corazón lata más fuerte. Así que, aquí estoy, esperando ese momento otra vez, con la Luna como testigo de nuestro amor. ¡Te amo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios