El
solipsismo (del latín: [ego] solus ipse; traducible al español de forma
aproximada como solamente yo existo) es la creencia metafísica de que lo único
de lo que uno puede estar seguro es de la existencia de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es incognoscible y puede,
por un lado, no ser más que parte de los estados mentales del propio yo. De
esta forma, todos los
objetos, personas y demás que uno experimenta serían meramente emanaciones de
su mente y, por lo tanto, la única cosa de la que podría tener uno seguridad es
de la existencia de sí mismo. Por otro lado, todo lo que un individuo
supone que está a su alrededor puede que (para él) de verdad exista, pero todas
las personas, excepto él, pueden o no tener una conciencia y/o alma y estar
controladas por Dios o una deidad.
Por
solipsismo se entiende la teoría filosófica que postula que la realidad externa
solo es comprensible a través del yo, ya que este es la
única realidad tangible, así como la imposibilidad de conocer la realidad
objetiva, en caso de que esta fuera real, de manera consistente.
Aun así no se puede decir que existe un solo tipo de
interpretación y definición de solipsismo, pero entre estas definiciones
existen puntos de acuerdo.
Este tipo de razonamiento, que bien ha podido
estar presente desde los comienzos del pensamiento autorreflexivo humano, tan
indemostrable como difícil de refutar, podría haberse formulado explícitamente
por primera vez como una variante extrema del relativismo de los sofistas,
siendo superado por Platón gracias al postulado de las ideas trascendentes:
"la fe platónica en las ideas trascendentes salvó a Grecia del 'solus
ipse' en que la hubiera encerrado la sofística. La razón humana es pensamiento genérico. Quien razona
afirma la existencia de su prójimo, la necesidad del diálogo, la posible
comunicación mental entre los hombres"
El solipsismo adquirirá nuevas fuerzas como
una variante extrema del subjetivismo cartesiano con su hipótesis del genio
maligno (Meditaciones metafísicas, 1641).
El Monólogo de Segismundo de la tragedia La
vida es sueño (estrenada en 1635), de Calderón de la Barca refleja igualmente
el pensamiento solipsista cuando el protagonista, Segismundo, encerrado desde que nació en una
torre, se pregunta si es real el mundo que ve a través de la ventana y si esta
vida en realidad no es más que un sueño.
En cualquier caso, el primer uso documentado
del término aparece en el título de un texto de Giulio Clemente Scotti de 1645,
un breve panegírico contra la Compañía de Jesús llamado "Monarchia
solipsorum".
Un
experimento mental relacionado con la teoría del solipsismo, aunque en
principio distinto, es la Teoría de los Cerebros en Cubetas de Jonathan Dancy y
Hilary Putnam; es decir, la creencia de que el yo puede ser atrapado
dentro de una realidad completamente desconocida, de manera que todo lo que uno piensa es
ilusión. También el filósofo Horst Matthai Quelle trabajó principalmente
con el concepto solipsista.
Ideas similares al solipsismo están presentes
en parte de la filosofía oriental. El Taoísmo y distintas interpretaciones del
Budismo, especialmente el Zen,
enseñan que trazar una distinción entre el yo y el universo no tiene sentido y
es arbitrario, y meramente un artefacto del lenguaje en lugar de una realidad
inherente. Sin embargo, dichas filosofías podrían verse como contrarias
al solipsismo, pues buscan más bien una anulación del yo. El mundo no es pues un sueño mío
sino que yo soy un sueño del mundo. En el hinduismo, igualmente, se dice
que "no somos más que el sueño de Brahma": en realidad no existimos,
somos el sueño de un dios que está dormido.
Giovanni Gentile postuló una forma de
solipsismo marcado por el sello de su Idealismo: mantenía que la visión propia de la
realidad solo existía en la medida en que se relaciona con el mundo íntimo de
cada cual.
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