Para vivir mejor, póngale freno a su lengua. Diga
siempre menos de lo que piensa y cultive su voz dándole un tono de suavidad y
persuasión. De la forma como se digan las cosas, depende mucho la
interpretación que se les dé.
Haga pocas promesas y cuando las haga, cúmplalas cabalmente y a cualquier precio. Así usted tendrá la mejor aceptación por ser una persona seria.
No deje pasar la oportunidad para decir una palabra amable y alentadora.
Elogie un trabajo bien hecho, sin importarle quien lo haga, y si tiene que criticar, hágalo en forma constructiva.
Póngale interés a lo demás. Alégrese con los que están contentos y acompañe a quienes están deprimidos dándoles una voz de aliento. Haga sentir importantes a todas las personas con las cuales usted debe tratar, no importa cuan humildes sean.
Sea alegre, tenga siempre la sonrisa en los labios. Esconda sus penas, preocupaciones y desengaños. Ríase de los buenos chistes y aprenda a decirlos.
Discuta pero sin acaloramiento. Dialogar es propio de personas inteligentes. Se puede estar en desacuerdo, pero en forma amistosa.
Deje que sus cualidades hablen por usted mismo y rehuse hablar de los demás, en forma despectiva o hiriente. No acoja el chisme y tenga siempre una regla en su forma de vivir: No diga nada malo de nadie... diga únicamente lo bueno y si tiene que decir cosas negativas, mejor quédese callado. Seguramente ganará mucho y podrá vivir en paz.
No juegue con los sentimientos de los demás. La chanza, las bromas y otras cosas no valen la pena y pueden herir a la otra persona, que como usted, también quieren que se les respete.
Nunca preste atención a las habladurías dirigidas contra usted. Viva de tal forma que nadie las crea. Las rabietas sólo sirven para ocasionar úlceras estomacales y aumentar la nerviosidad de las personas.
No se impaciente si no lo creen todo lo que dice. Haga su trabajo con calma. Sea paciente, alegre y bien dispuesto. No se eche flores y mucho menos alabe su propio trabajo, deje que otros lo hagan pero nunca usted.
Haga pocas promesas y cuando las haga, cúmplalas cabalmente y a cualquier precio. Así usted tendrá la mejor aceptación por ser una persona seria.
No deje pasar la oportunidad para decir una palabra amable y alentadora.
Elogie un trabajo bien hecho, sin importarle quien lo haga, y si tiene que criticar, hágalo en forma constructiva.
Póngale interés a lo demás. Alégrese con los que están contentos y acompañe a quienes están deprimidos dándoles una voz de aliento. Haga sentir importantes a todas las personas con las cuales usted debe tratar, no importa cuan humildes sean.
Sea alegre, tenga siempre la sonrisa en los labios. Esconda sus penas, preocupaciones y desengaños. Ríase de los buenos chistes y aprenda a decirlos.
Discuta pero sin acaloramiento. Dialogar es propio de personas inteligentes. Se puede estar en desacuerdo, pero en forma amistosa.
Deje que sus cualidades hablen por usted mismo y rehuse hablar de los demás, en forma despectiva o hiriente. No acoja el chisme y tenga siempre una regla en su forma de vivir: No diga nada malo de nadie... diga únicamente lo bueno y si tiene que decir cosas negativas, mejor quédese callado. Seguramente ganará mucho y podrá vivir en paz.
No juegue con los sentimientos de los demás. La chanza, las bromas y otras cosas no valen la pena y pueden herir a la otra persona, que como usted, también quieren que se les respete.
Nunca preste atención a las habladurías dirigidas contra usted. Viva de tal forma que nadie las crea. Las rabietas sólo sirven para ocasionar úlceras estomacales y aumentar la nerviosidad de las personas.
No se impaciente si no lo creen todo lo que dice. Haga su trabajo con calma. Sea paciente, alegre y bien dispuesto. No se eche flores y mucho menos alabe su propio trabajo, deje que otros lo hagan pero nunca usted.
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