El
arte de amargarse la vida, de Paul Waztlawick, es un libro tan curioso como su
título.
Describe a maestros consumados en ese arte deplorable que dominan a la perfección el arte de amargar la vida a los demás.
¿Cómo lo hacen? No se quieren a sí mismos y, como es lógico, no pueden querer ni ser queridos.
Por cada respiración tienen una queja, nada les gusta y solo miran el lado oscuro de la existencia.
Para ellos todo es malo, lo malo debía ser bueno, lo bueno debería ser perfecto y lo perfecto, pluscuamperfecto.
Se complican la vida con lluvia o con sol, ricos o pobres, con frío o calor, adentro o afuera, solos o en compañía.
La buena noticia es que alejan las brumas y acogen la luz cuando se despojan de todo lo que los frena, se aceptan y aceptan, aman y se aman.
Su reto es sanar su pasado, no hostigar a nadie, expulsar culpas y odios atorados en el alma.
Solo necesitan amarse de verdad y acallar su Ego.
Describe a maestros consumados en ese arte deplorable que dominan a la perfección el arte de amargar la vida a los demás.
¿Cómo lo hacen? No se quieren a sí mismos y, como es lógico, no pueden querer ni ser queridos.
Por cada respiración tienen una queja, nada les gusta y solo miran el lado oscuro de la existencia.
Para ellos todo es malo, lo malo debía ser bueno, lo bueno debería ser perfecto y lo perfecto, pluscuamperfecto.
Se complican la vida con lluvia o con sol, ricos o pobres, con frío o calor, adentro o afuera, solos o en compañía.
La buena noticia es que alejan las brumas y acogen la luz cuando se despojan de todo lo que los frena, se aceptan y aceptan, aman y se aman.
Su reto es sanar su pasado, no hostigar a nadie, expulsar culpas y odios atorados en el alma.
Solo necesitan amarse de verdad y acallar su Ego.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios