Recuérdese
por qué está aprendiendo inglés. Por ejemplo, muchos
profesionales lo hacen para atender a clientes extranjeros. Sea o no este su
caso, su resolución se
fortalecerá al repasar sus propios motivos.
Sea
razonable. Quizá no pase por un hablante nativo, pero no
importa, ya es bastante
con hacerse entender. No se lamente por hablar con menos soltura que en
su lengua materna.
Enfóquese
en usar lo que ha aprendido y en expresarse con claridad.
Póngase
metas, vaya evaluándose y no se compare con los demás. El
progreso con el inglés es como el crecimiento de la hierba: apenas se nota en
el momento, pero no deja de producirse, día a día. Cuando mire atrás, se dará
cuenta de lo mucho que ha avanzado.
Véalo
como una inversión a largo plazo. Recuerde que los niños
pequeños se expresan y mantienen conversaciones sencillas con palabras y
construcciones simples; haga usted lo mismo.
Use
el nuevo idioma lo máximo posible. Por ejemplo, a nuestros
estudiantes los animamos a hablar en inglés, por lo menos cinco minutos todos
los días, con personas de otros países.
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