El humorista y cineasta italiano Roberto Benigni fue novicio jesuita,
ayudante de mago y estudió para secretario.
Para abrirse camino en la vida también pasó necesidades
ejerciendo como teatrero ambulante.
Nació en una familia pobre de 6 hermanos con un
papá que trabajaba en lo que resultara: labrador, carpintero y albañil.
Como tantos triunfadores Benigni forjó su carácter en una buena
escuela: La escuela de la dificultad.
Por eso no es raro que su famosa película La vida es
bella nos haga reír en el ambiente cruel de la guerra.
La dificultad le da al ser humano la oportunidad de superarse y mostrar
todo su potencial.
Por eso fracasan los que desde niños llevan una vida regalada llena de
mimos y sobreprotección.
Por el camino de lo fácil casi siempre se llega al laberinto de lo
difícil. Benigni no es un resentido y, por el contrario, eligió llenar la vida de amor y
de humor. Incluso con todas sus sombras la vida es bella.
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