UNO
de los procesos que hacen que la vida sea posible es la capacidad del cuerpo
para sanar sus heridas y regenerar el tejido dañado. Este proceso de
cicatrización empieza en cuanto se produce una herida.
Piense en lo siguiente: La cicatrización se consigue
mediante una serie de complejas reacciones celulares.
Las
plaquetas de la sangre se adhieren al tejido alrededor de la herida y forman un
coágulo que sella los vasos sanguíneos dañados.
La inflamación del área lastimada ayuda a que no se
infecte y elimina cualquier basurita o residuo.
En cuestión de días, el cuerpo reemplaza el tejido dañado, contrae la herida y
restaura los vasos sanguíneos afectados.
Por último, el tejido de la cicatriz remodela y fortalece
el área dañada.
Algunos investigadores se inspiraron en la
coagulación para crear plásticos que se “curan” a sí mismos. Estos plásticos
tienen diminutos tubos alineados que contienen dos sustancias químicas que
“sangran” cuando se dañan. Al
mezclarse las dos sustancias, se forma un gel que cubre la zona afectada,
llenando los huecos o grietas. A medida que el gel se endurece, forma
una sustancia resistente que reestablece la firmeza del material original. Uno
de los investigadores reconoce que este proceso sintético de cicatrización
—todavía en fase de desarrollo— “se asemeja” a la cicatrización natural.
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