Hace
poco una gran amiga me recordó que aquí estamos de paso. Esta vida tal vez es
solo una parada en una estación por un largo o corto tiempo para luego tomar
otro vuelo.
Me recordó que yo también estoy en esa misma estación y que todos los que me
rodean también partirán en
algún momento.
Aquí
no vale si preferimos viajar solos o en grupo, o si llevamos mochila o maleta
de ruedas. Aquí vale lo que queda de nosotros grabado en cada corazón.
Vale
el amor que damos, cada abrazo sincero, cada palabra alentadora, cada sonrisa
ganada…
Y si lo estuviese hablando con mi gran amiga, diría
sonriendo:
«Dame más, dame más».
Ella y muchas de las personas que amamos se han
adelantado a un nuevo viaje, a un destino desconocido, no sabría decir si
existan otras paradas, lo
que sí creo es que nos volveremos a encontrar; así que solo puedo darles
gracias al verles partir antes que yo.
Gracias
por encontrarme en esta vida, gracias por recordarme que cada que abro mis ojos
en la mañana tengo una oportunidad más para sentir y elegir ser feliz, abrazar
a quienes amo, decirles que los amo y disfrutar de minutos más de esta
maravillosa vida.
De
este viaje que no sabemos cuando terminará y ya que no lo sabemos;
gracias por recordarme que esos últimos días de un viaje son los que se viven
con más intensidad, en los que
no queremos perdemos ni un segundo porque sabemos que son valiosos y en
los que somos consientes
de que esos días no se repetirán.
Que tal vez a ese lugar no volvamos porque preferimos ir a otros nuevos.
Esos últimos días son a
los que les sacamos el jugo sin importar el sueño o el cansancio acumulado.
No hay excusa que valga, el objetivo es saborear el momento.
Últimamente
han partido de esta estación muchas personas cercanas, entonces, me recuerdan
que esta vida es ese paseo y que así debemos vivirlo: Aventurado y
exprimiéndole cada gota llena de sabor.
Gracias a la vida porque siempre abrazo con alegría y amor cada vez
que lo pudo hacer, gracias a la vida porque también pronuncio un te quiero, un te amo siempre que lo
siento, gracias a la vida por
cada kilómetro que he recorrido con tantos pasajeros y en diferentes
lugares; siempre cantando
y riendo así el viento nos despeinara. Ahora no importa el viento, no
importa el viaje, ahora
quienes parten van con sus propias alas.
Hasta
que nos encontremos nuevamente. Feliz viaje.
Dedicado
a todas las personas que han tomado el último vuelo desde esta tierra
«Dame más, dame más».
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