Este discurso toca el corazón e invita a romper
paradigmas sobre la intención con la cual se abordan los negocios, un
planteamiento que empieza
hablando de la importancia de hacer algo que tenga sentido para alguien, no
solo para satisfacer nuestros propios intereses personales que generalmente son
bastante egoístas, para empezar a pensar en el otro.
El motor inicial del profesor Yunus, al regresar a la
India al término de la guerra indo-pakistaní en 1971, era hacer algo por la gente que estaba muriendo de
hambre y mientras pensaba que su trabajo como profesor de teorías
económicas ‘elegantes’ no
tenía significado, se
propuso hacer algo por alguien cada día, pues necesitaba sentirse útil aunque
solo fuera para una persona.
Un
hombre que tiene totalmente claro que su negocio no es hacer dinero, que su
negocio es lo social y cuando se hacen negocios sociales hay que pensar como
piensa la gente, hay que entender lo que necesitan las personas. Esto es
un cambio fundamental, no pequeño ‘negocios para resolver problemas’ y no
‘negocios para hacer dinero’. La razón de esta transformación es que el sistema se agotó y la prueba
de ello fue la crisis financiera internacional que se inició en la bolsa de
Nueva York en el año 2008. Desde el punto de vista de Yunus, no se trata
de reacomodar las piezas para recuperar lo que había antes de 2008, se trata de
empezar a pensar diferente, de cambiar el paradigma del enriquecimiento
personal por el bienestar de todos. ¿Soñador o retador? Depende de donde
queramos mirarlo, el
profesor dice que es necesario que despertemos, reconozcamos la realidad en la
que vivimos y empecemos a pensar en todo lo imposible para volverlo posible, su
experiencia demuestra que sí se pueden hacer cosas desde un lugar diferente.
El reto que planteó Muhammad Yunus al final de su
conferencia es llevar la
tasa de desempleo a cero, que según él es posible si trabajamos juntos
para encontrar una meta común y si cada uno de nosotros asume la responsabilidad que le corresponda,
con una invitación muy puntual a cada uno de los asistentes ‘al llegar a su
casa invéntese un negocio que le permita dar empleo a 4 o 5 personas que hoy
estén desempleadas.
Deberíamos
empezar por reconocer que sí tenemos un problema con el desempleo y con la
pobreza, que reducciones de medio o un punto porcentual no son suficientes, que
no podemos hablar de calidad de vida ni sentirnos orgullosos de nuestra Región
mientras no encontremos soluciones reales a este tipo de situaciones, que
necesitamos encontrar nuevas formas para el lenguaje de los negocios desde el
sistema educativo, empezando por los niños
¿Qué
pasaría si cada uno de nosotros, desde la clase dirigente, la administración,
los empresarios, las instituciones educativas y cada ciudadano, nos
propusiéramos ser útiles y generar beneficios para otros?
¿Podríamos
pensar en hacer realidad la propuesta de que cada uno de nosotros proponga un
negocio para solucionar un problema y no para ganar dinero?
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