No falla: cada vez que alguien amenaza con hacerte una foto, tu cara muta hacia
una mueca absurda e incontrolable que empeora cuanto más tiempo tardan en
disparar, y el verbo es literal. Si eres generoso contigo mismo y crees
que eso sucede solo porque no sabes posar y no por la crueldad de tu genética, toma nota de este decálogo.
1 Sonreír…
un poco
A menos que tengas una muela de oro de la que presumir,
sacar todos los dientes a paseo de forma exagerada resaltará todos tus defectos
(patas de gallo, ojeras, arrugas varias…). En el otro extremo, mantenerte
completamente serio da sensación de rigidez e incomodidad. Ensaya en el espejo
a sonreír con los ojos –se puede, solo hay que pensar cosas divertidas– y deja
que la boca siga el curso natural de esa emoción.
2 La
posición perfecta
Gira el cuerpo ligeramente, separa el codo del costado,
apoya el peso más sobre una cadera y no juntes las piernas. Antes de todo eso,
un apunte: no eres Elsa Pataky. En serio. Repite conmigo: “No soy Elsa Pataky”.
Este debería ser el primer punto, luego lo cambiamos.
3 Aunque
no te des cuenta, basta que alguien saque una cámara para que se tensen la
mandíbula, el cuello y los hombros, y con ellos el resto del cuerpo. Y
la tensión solo favorece a los culturistas. Un truco: piensa en una parte muy
concreta, por ejemplo una mano, y concéntrate en que se relaje. También esto
tiene efecto dominó.
4 No
confundir con…
Dejémoslo en no confundir. Consiste en cerrar un poco los ojos para
ganar seguridad, una especie de ‘acero azul’ de Zoolander sin llevarlo a
la parodia. Si no eres capaz de hacerlo de forma extremadamente sutil, olvídate
de este punto.
5 Encuentra
tu lado bueno
Julio Iglesias exige por contrato que solo le saquen
desde un ángulo, y tú no eres menos… O sí. Es igual, simplemente chequea tus
fotos y comprueba cuál de tus dos caras es más fotogénica.
6 Son crueles y muy innecesarios, pero si no tienes más
remedio, la clave para salir en bien en una foto así, ya sea individual o en
grupo, es estar bien iluminado: ponte de cara hacia el sol si es en exterior o hacia el punto de luz si
es en interior. Estira un poquito el cuello sin llegar al momento
tortuga y reza para que pase rápido. Ah, por aquello de la dignidad, no hagas
gestitos.
7 No, ni uves ni cuernos. Nos referimos a hacer algo de
verdad, como abrocharte el
botón de la manga de la camisa, coger un móvil o un boli, rascarte la nuca…
De nuevo, la barrera entre el acierto y el ridículo espantoso es finísima; ante
la duda, siempre naturalidad.
8 Vamos más por el lado esotérico que por el
escatológico, tranquilo. Como si fueras un dios hindú, imagina que tienes un ojo extra en el punto donde
se juntan la nariz y la frente y, con ese ojo imaginario, mira fijamente
a la cámara. Suena a coña pero funciona.
9 Conoce
tus debilidades
Esta es la parte fea del decálogo. Como decírtelo… Como
lector eres perfecto, pero como modelo tienes tus defectillos. Y lo mejor es
tenerlos bien localizados no para esconderlos, sino simplemente para que no
destaquen sobre tus excelsas virtudes.
10 Elige
el vestuario
Si no se trata de una foto furtiva sino que te vas a
hacer una sesión en condiciones, sigue todo lo anterior y también pon el foco
en tu look. Es mejor que no estrenes ropa –siempre genera un punto de
inseguridad porque no sabes cómo te queda– y, si el objetivo de esas fotos lo
permite, evita el efecto ‘árbol de Navidad’: apuesta por colores básicos (no
más de dos) y cortes sencillos que sepas que te favorecen.
11 Extra,
“Fotos no”
Una razón por la que salimos mal en las fotos es porque nos hacemos demasiadas.
Muchas más que demasiadas. Ha llegado el momento de que no te dejes: di que
según la Cienciología, las
fotos te roban el alma.
NOTA:
-
TOMA VARIAS FOTOS Y ELIGE LA MEJOR
-
UTILIZA LAS HERRAMIENTAS PARA EDITAR Y MEJORAR LAS FOTOS.
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