Todos nosotros, en cualquier conversación de la vida cotidiana, hemos empleado los términos: “a color” o “en blanco y negro”. Es una paradoja que utilicemos el termino en blanco y negro, cuando en realidad todas las representaciones así denominadas, consisten en una composición de distintas gamas de grises.
Podríamos convertir esta situación en una metáfora de la vida real. Hay quienes piensan que el lenguaje es un reflejo de la visión que una sociedad tiene sobre si misma. Por tanto, trasladamos una visión de la vida de contrastes entre blanco o negro, si o no, ahora o nunca, buenos o malos, conmigo o contra mí… a nuestro lenguaje habitual.
Parece que nos dirigimos a una sociedad que apuesta por la dicotomía. Una sociedad en blanco y negro, una sociedad dicotómica. Si nos paraos a pensarlo un poco, todos sabemos que un dibujo no puede ser solo negro, porque necesita un fondo blanco para verse; ni solo blanco, porque precisaría un fondo negro para visualizarlo.
Nunca valoramos tanto el bien sino lo comparamos con el mal. No apreciamos tanto la limpieza hasta que no conocemos la suciedad. No disfrutamos tanto de la belleza sino la comparamos con la fealdad. No damos valor a nuestra salud hasta que nos ataca la enfermedad. No somos conscientes de nuestra felicidad hasta que nos golpea la desdicha.
Nos empeñamos en vivir una vida en blanco y negro, obviando incomprensiblemente los tonos de grises, que es como se representa verdaderamente la realidad que contemplamos en nuestro día a día. Uno de los retos más importantes a lo que nos enfrentemos en la actual sociedad moderna es volver a mirar el mundo con otra perspectiva. Gran parte de cómo nos sentimos depende de cómo miramos e interpretamos nuestro entorno. No podemos ser felices mirando nuestra realidad en blanco y negro sin tener en cuenta los diversos tonos de grises.
También existe mucha gente que además de percibir su realidad en los distintos tonos de grises, se abre a ver el mundo y la vida con toda su gama de colores. Podemos volver a emplear la metáfora sobre los tonos de grises. Distinguir la variedad de colores es aceptar la diversidad de personas y condiciones. Al observar nuestras vidas debemos saber que las cosas no son de un solo color y tono.
Tendemos a mirar las cosas sin pensar en su origen, que nos explica el porque de su presente. No debemos olvidar que existen tres colores básicos que son el amarillo, el azul y el rojo. En la nuestra sociedad actual encasillamos a la gente como si fueran colores, pero estarás de acuerdo conmigo que puede haber distintos tonos de amarillo, azul y rojo; que si mezclamos el azul y el rojo en distintas proporciones obtenemos distintos tonos de violetas; que si mezclamos el rojo y el amarillo en distintas proporciones obtenemos distintos tonos de naranjas; que si mezclamos el azul y el amarillo en distintas proporciones obtenemos distintos tonos de verdes…
Igual que deberíamos aprender a no calificar las situaciones como blancas o negras, sino teniendo en cuenta los distintos tonos de grises; también deberíamos aprender a aceptar a las personas en su inmensa gama de colores.
Este debería ser el punto de partida para nuestra felicidad personal, sabiendo que todo el mundo tiene derecho a desear su felicidad. Toda persona tiene derecho a ser feliz, con sus tonos de grises y sus gamas de colores. Un mundo lleno de grises y colores.
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