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FORTALECE TU RELACIÓN DE PAREJA



Si quiere saber qué tan fuerte y sana es su relación, una experta le sugiere hacer juntos esta evaluación y a partir de ella tomar acciones para mejorar y fortalecer su relación de pareja.

Los principales ingredientes que conforman un vínculo afectivo son: la comunicación, la expresión de los sentimientos afectivos, la expresión de los sentimientos y el manejo del dinero.

Reúnanse en pareja para contestar las siguientes preguntas; luego, intercambien las respuestas y comenten los resultados.

LA COMUNICACIÓN
¿Escucha a su pareja con atención y la mira cuando le habla?
¿Encuentran a diario un rato para charlar?
¿Llegan a un acuerdo tras una discusión?
¿Están cómodos con el tono y timbre de voz que usan al hablar?
¿Pueden tener conversaciones profundas?
¿Se comunican sin juzgarse ni agredirse?
¿Le pone más atención a su pareja que a las nuevas tecnologías (Ej: El computador, el celular)?
¿Aceptan las críticas de buena manera?

Comunicarse es expresar creencias y pensamientos, compartir sentimientos y emociones, escucharlos y darlos a conocer. Incluye el mensaje verbal y el no verbal, es decir, las cosas que nos decimos y los gestos que nos hacemos.


LAS RELACIONES INTIMAS
¿Expresan sin temor el deseo de tener una relación?
¿Hay juegos preliminares antes de llegar al orgasmo?
¿Hablan sobre lo que les gusta o disgusta en la relación?
¿Hay ternura mientras hacen el amor?
¿La relación es agradable?
¿Hablan de sus problemas sexuales y buscan soluciones?
¿Expresan la iniciativa para tener relaciones?
¿Reaccionan mal cuando su pareja no desea tener relaciones?

Cuando la comunicación y el afecto funcionan en la pareja, fluye el erotismo. Hacer el amor es un arte, una danza interminable en la que el cuerpo es el templo del alma y el sentimiento, su lenguaje.


EL MANEJO DEL DINERO
¿Saben cuánto gana su pareja y cuánto aporta al hogar?
¿Les gusta la actual organización económica?
¿Tienen libertad para hablar y decidir acerca de la economía doméstica?
¿Son responsables con el manejo del dinero?
¿Disponen de dinero para sus gastos personales?
¿Las decisiones económicas las toman de común acuerdo?


LA HORA DEL AFECTO 
¿Se expresan cariño con besos, abrazos y caricias?
¿Conocen sus sentimientos y hablan sobre ellos?
¿Perdonan los errores y se disculpan?
¿Se elogian con frecuencia?
¿Se dan sorpresas?
¿Agradecen los detalles que se dan?
¿Les gusta hacerse compañía?
¿Tienen espacios solo para los dos, al menos una vez a la semana?
¿Se hacen respetar frente a sus familias de origen?

Aquí se identifican emociones y sentimientos como tristeza, rabia, desamor y aburrimiento y de decirle a su pareja que la ama. Se debe compartir, reír y disfrutar de la compañía y ser capaces de construir una amistad con dos elementos básicos: intimidad y complicidad.

El amor es algo que se construye.

Pelear y reconciliarse, compartir y disentir, implica un aprendizaje que significa ceder o tolerar que la pareja tenga otra perspectiva.

Nadie es dueño de la verdad única. Hay dos formas de ver el mundo, dos maneras de hacer el amor, de dar afecto, de comunicarse con los hijos, de manejar la plata, de divertirse, de trabajar.

Es necesario delimitar las áreas de la convivencia, observar en cuáles hay menos satisfacción y empezar a trabajar para redefinirlas y hallar soluciones.

La idea es que cada uno se mire más a sí mismo que a su pareja y asuma la responsabilidad del cambio.

Existe una serie de juegos corporales y experiencias que harán que tu relación llegue a una nueva dimensión

La etapa de noviazgo es muy bonita porque cada uno está atento y presente en la relación, pero cuando comienza la convivencia suelen dejar de estarlo y la unión pierde su encanto, porque cada uno está planchando, recogiendo, ordenando, cocinando, lavando, realizando todo tipo de tareas.

La paradoja es que se está más tiempo con el otro, pero es tiempo de menor calidad, porque no se dedica a estar y sentir.

Existen muchos juegos y técnicas para aprender a reconocerse y reconocer al otro, lo cual permite una comunicación más real, profunda y estable, auténtica: Masajes, caricias, soplidos, besos, pellizcos, susurros, frutas, gotitas de esencia, una pizca de chocolate, música sensual, un aire cálido, la luz de una vela.

Se pueden experimentar y probar infinidad de estímulos sensitivos, lo cual es muy placentero y suele conducir a relaciones mas completas.

Para comunicarse mejor con la propia pareja, hay que tomar sus manos, tocarlas, observarlas, sentirlas, explorarlas a nivel superficial y más profundo. Investigarlas por completo: desde su piel y uñas, hasta sus huesos, músculos y articulaciones.

Toca con calma: Déjese sentir su tacto y observe lo que siente: ¿su mano es suave, áspera, fuerte, vacilante, sincera, huidiza, cálida, húmeda, seca? ¿Cómo reacciona usted ante ese contacto?

Este sencillo juego nos une mucho al otro y nos hace conocerlo mejor. Incluso nos permite descubrir aspectos insospechados, que antes no percibíamos de esa persona, como la sensibilidad, o la cercanía o lejanía de nuestra pareja.

Podemos observar y sentir nuestro propio cuerpo: cómo lo sentimos, en conjunto y por partes: torso, cabeza, extremidades; músculos, piel, huesos; ojos, cabellos, boca. ¿Qué zonas son más sensibles, duras, suaves?, ¿qué zonas nos hacen sentir bien y cuáles nos producen malestar?.

Al explorar nuestro propio cuerpo, aprendemos a conocernos y a reconocernos a nosotros mismos.

Lo ideal es despertar los sentidos en conexión con la otra persona lo cual es más fácil, envolvente y grato. El efecto de despertador sensitivo es aún mayor si compartimos la exploración y estimulación con nuestra propia pareja.

Así, cada miembro de la pareja juega a despertar los sentidos del otro, investigar y aprender a conocer el cuerpo ajeno, sin hablar, sin lenguaje verbal, para estar en lo que se está.

Otro interesante y estimulante juego sensitivo para dos personas que se aman y quieren mantener viva su relación, consiste en buscar durante una hora elementos que le estimulen los sentidos, y primero, probarlos en uno mismo para ver sus efectos.

Se trata de que cada persona busque y descubra su particular forma de estimular con cosas agradables: un guante de seda, un cubito de hielo, un pétalo, un cepillo o cualquier elemento que lleve a la sensualidad y permita jugar.

Después, hay que aplicar los estímulos elegidos al compañero de juego, quien se abrirá a la experiencia y dejará hacer y sentir. Así, su cuerpo quedará envuelto en la sensación y en el sentir.

También es positivo jugar con los contrastes, tocar al otro con nuestras manos para que sienta su calor, después meterlas en agua y recorrer su cuerpo con nuestros dedos, ahora fríos. Otros contraste que se pueden hacerle sentir a la otra persona son suave/áspero, duro/blando, dulce/salado, sonido/silencio.

Si aplicamos estos ejercicios regularmente y despertamos los sentidos, descubriremos el poder aumentar mucho su capacidad de disfrute, placer y bienestar.

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