Miles
de velas se pueden encender de una sola vela, y la vida de la primera vela no
se acortará. La felicidad nunca disminuye al compartirla.
Nadie
nos salva sino nosotros mismos. Nadie puede y nadie debe. Nosotros mismos
debemos recorrer el camino.
Nadie te castigará por tu enfado; será él mismo el
encargado de castigarte.
No
es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.
No insistas en tu pasado, tampoco sueñes con tu futuro, y
centra tu mente en el momento del presente.
No vivas en el pasado, no imagines el futuro, concentra
la mente en el momento presente.
Nos
encontramos en este mundo para vivir en paz y armonía, aquellos que conocen
esto no luchan entre ellos.
Nos moldean nuestros pensamientos. Aquellos con mentes
libres de pensamientos egoístas producen alegría cuando hablan o actúan. La
felicidad los sigue como una sombra.
Para
tener buena salud, encontrar la felicidad verdadera en la familia y traer paz a
todos, el hombre debe primero controlar su propia mente. Si lo logra, habrá
llegado a la iluminación, y toda la sabiduría y virtud vendrán naturalmente a
él.
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