Dormitar brevemente puede mejorar el humor, el desempeño y la salud.
La siesta es el mejor reparador natural con el que contamos, aumenta nuestra atención y productividad.
Hacer siesta regularmente, disminuye el estrés, y el riesgo a sufrir enfermedades cardíacas (se cree que reduce hasta un 37% la mortalidad coronaria). Las funciones cognitivas aumentan hasta un 40%. Además, mejora el aprendizaje y nos ayuda a mantener ágil la memoria durante la tarde y la noche.
No debe sobrepasar los 30 minutos para no caer profundamente dormido y sufrir trastornos al levantarse como la irritabilidad o la sensación de no haber descansado. Lo ideal son 15 o 20 minutos.
Sé constante
Haga todos los días una siesta, en lo posible siempre a la misma hora. Te descansa y recuperas energía y te ayuda a sentir como si hubieras dormido mucho más tiempo del que en verdad dormiste.
Cada persona tiene su propio reloj interno, así que ningún tiempo específico está prohibido, a menos que interfiera con el sueño nocturno.
Evita tomar siestas por la tarde
Tomar siestas en la tarde retrasa tu hora de dormir, lo cual hace más difícil levantarse en la mañana. Si tienes sueño, apaga la televisión y vete a la cama.
Acostumbra a tu cuerpo
Siga una rutina similar todos los días: cerrar la puerta y cortinas, poner música suave, apagar la luz, aflojarte la ropa, usar una cobija liviana y con el tiempo estas acciones siempre te ayudarán a dormir.
Recostarse puede ser también beneficioso
El simple hecho de recostarse y descansar puede ser tan beneficioso como dormir. Depende de cada persona.
Observa los resultados. Verás que no hay nada mejor que una buena siesta.
La salud de las personas que toman la siesta sufre una mejora general.
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