Entender e internalizar la impermanencia nos libra de la pasión sensual
y material, del deseo, de la ignorancia y del ego.
Sentir que eres solo una pequeña parte de la existencia, una pequeña etapa, abrirá tus ojos hacia una perspectiva más amplia.
Actuar con sapiencia es permitirle a la mente liberarse de las ilusiones que hemos creado y cuidado por muchos años.
El sabio ritual budista del mandala ayuda a reflexionar sobre la fugacidad o impermanencia de todo.
Mandala significa círculo en sánscrito.
Hay
monjes que se turnan en construir el mandala durante días.
Después de terminarlo se hace una pequeña ceremonia y el mandala es destruido en segundos.
Su arena se arroja al agua, a un río o a la mar, reafirmando la impermanencia de todas las cosas.
Un mandala te conecta con la belleza y también te
llama a soltar apegos y a fluir sin que nada te ate.
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