La formación de hábitos y de actitudes de éxito es
parte de cualquier programa de liderazgo personal.
Nadie nace con ellos.
Los adquiere.
No le suceden.
Son ocasionados.
Desde el momento
mismo del nacimiento el hombre se encuentra involucrado en un proceso de
adquirir hábitos. Estos hábitos no se limitan a lo que el hombre hace.
Comprenden también las actitudes.
Formar hábitos es una manera constructiva de
enfrentarse a los retos de la vida. A través de estos retos se van descubriendo
medios para alcanzar un fin deseado o para resolver un problema
satisfactoriamente. Y una vez encontrado ese medio, el hombre va tratando de
convertir sus actitudes y acciones en un procedimiento uniforme.
Los hábitos incluyen tanto actitudes como acciones. Una actitud es una inclinación permanente a reaccionar de cierta manera cada vez que respondemos a una situación determinada. Son, pues, hábitos de pensamiento y respuestas emocionales a un estimulo determinado.
Los hábitos incluyen tanto actitudes como acciones. Una actitud es una inclinación permanente a reaccionar de cierta manera cada vez que respondemos a una situación determinada. Son, pues, hábitos de pensamiento y respuestas emocionales a un estimulo determinado.
Es muy importante que adquiramos actitudes
positivas, si queremos
desarrollar el liderazgo personal. Así ayudará mucho al liderazgo la confianza,
el respeto, el entusiasmo, la decisión y la seguridad.
Así mismo la formación de estos hábitos debe
erradicar de la vida posiciones como la de "no puedo", "es
imposible", "con este equipo no hay nada que hacer", "no
contamos con los medios", ello hemos intentado y no hemos podido",
etc.
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