Una persona muy confundida decidió viajar a la
India y estar allí tres meses en una especie de retiro. Llegó a un lugar
apropiado y allí le pidieron que estuviera un mes en absoluto silencio dedicado
al aseo del lugar.
Casi se enloquece y, terminado ese plazo, le dijeron que la prueba se prolongaba otras dos semanas y que colaborara en la cocina.
Lo logró a regañadientes porque su verdadero sueño era hablar con el sabio maestro que había ido a buscar.
Al fin pudo verlo y el maestro le preguntó si había encontrado lo que estaba buscando.
Respondió que al inicio creía estar perdiendo el tiempo y al final había descubierto algo: no tenía que buscar afuera sino adentro.
El maestro sonrió y agregó: “Estás cerca de la verdad. Puedes irte o quedarte porque ya sabes dónde está el camino.
La clave está en tres palabras: amor, paz y armonía. Ellas encierran toda la sabiduría que no está en los libros”.
Casi se enloquece y, terminado ese plazo, le dijeron que la prueba se prolongaba otras dos semanas y que colaborara en la cocina.
Lo logró a regañadientes porque su verdadero sueño era hablar con el sabio maestro que había ido a buscar.
Al fin pudo verlo y el maestro le preguntó si había encontrado lo que estaba buscando.
Respondió que al inicio creía estar perdiendo el tiempo y al final había descubierto algo: no tenía que buscar afuera sino adentro.
El maestro sonrió y agregó: “Estás cerca de la verdad. Puedes irte o quedarte porque ya sabes dónde está el camino.
La clave está en tres palabras: amor, paz y armonía. Ellas encierran toda la sabiduría que no está en los libros”.
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