¿Cuándo será ese cuándo, amor mío,
cuando el alba nos encuentre en un nido
tibio,
donde el sueño nos abrace entre susurros
y el destino nos regale un despertar sin
prisa?
¿Cuándo
será que la luna nos
sorprenda
enredados en la brisa de nuestra propia risa,
con tu
cara tan cerquita de la mía,
como dos luceros fundidos en un mismo
cielo?
Que vengan los días y las noches enteras,
las caricias que hablan sin decir palabra,
que el
tiempo nos deje en su abrazo infinito
donde los besos no tengan reloj ni despedida.
Si al soñar te asusta la sombra de la duda,
ven, escóndete en mis brazos de murmullo
que ni
el diablo ni el miedo, ni el ayer ni el mañana,
podrán robarle a nuestro amor su madrugada.
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