Amorcito, corazón, susurro tu nombre al
viento,
como quien canta un juramento,
como quien guarda en su pecho
el fuego eterno de un beso lento.
Yo
quiero ser un solo ser,
perdernos juntos en el tiempo,
donde ni el otoño ni el invierno
puedan
marchitar lo nuestro.
Porque el amor, cuando es sincero,
no pesa con los años ni se apaga con el
miedo,
y en
cada beso mordelón
se
escribe un "te amo" sin final ni dueño.
Así, amorcito, corazón,
iremos por la vida tomados de la mano,
compañeros en la luz y en la sombra,
en la
calma y en la tempestad,
con un
amor que no se dobla,
con un amor que es inmortal.
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