Cuando
miro en tus ojos, hay algo nuevo en el aire. Algo que me hace sentir que hay secretos
a punto de salir. Así
que, mujer, empieza ya, no tengas miedo. ¿Qué tal si para mañana ya es tarde? La curiosidad
me consume y me pregunto: ¿y
cómo es él? ¿En qué rincón del mundo se ganó tu corazón?
Ese
ladrón, sí, él te ha robado un pedazo de mi vida. Cada pregunta
que me haces, cada mirada que intercambiamos, me lleva a recordar lo que
solíamos ser. Y ahora,
mientras te arreglas, yo
no puedo evitar sentirme celoso. Ese vestido gris que tanto te sienta, me hace pensar que
hoy podrías dejarme atrás.
Él
te estará esperando para amarte, me digo.
Y aquí estoy, en esta montaña rusa de emociones, intentando no pensar en
lo que perdí. Porque, ¿por qué me arrastraste hasta aquí? Dímelo: ¿de dónde es? ¿A qué dedica su
tiempo libre? Cada respuesta es una puñalada que me recuerda que tu amor ahora
tiene otro dueño.
Arréglate, pero sonríete antes
de salir. No dejes que
sospeche que has llorado, que el amor duele. Y mientras me preparo para mi
propio viaje, perdóname si me queda otra pregunta: ¿y cómo es él? Porque
no puedo evitar sentir que él es el ladrón de mis recuerdos, y, aunque me duela, sé que es
hora de dejarte ir.
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