El
afán de ser independientes y autónomas ha llevado a las mujeres a un estado de
soledad crítico. Y el futuro no es muy halagüeño.
Dicen por ahí que no hay cuña que mas apriete
que la del mismo palo, y parece que eso es lo que le ha pasado a las mujeres
con todo su cuento de la liberación femenina, de no necesitar a los hombres
para nada y de creer que para alcanzar los mismos reconocimientos laborales hay
que adoptarlas mismas posiciones que ellos. Es decir, hay que pensar y actuar como hombres.
El mes pasado, en un bar a donde va la gente
sola para ver si consigue pareja o por lo menos a hacer amigos, se contó que
por cada diez mujeres solas, había un hombre. Cifra preocupante si se tiene encuentra que hasta hace
poco tiempo eran los hombres quienes salían a ese tipo de lugares a buscar
‘plan’, mientras las mujeres esperaban a ser conquistadas; y que en este
sondeo, prácticamente, no alcanzaba ni a la mitad de mujeres solas por hombres
sin pareja.
Esto no quiere decir que ellas no puedan
aventurarse a buscar por su cuenta y riesgo a una pareja, sino que durante el
proceso de tratar de cambiar un poco las cosas, los papeles se han
distorsionado mucho y las mujeres han llegado a extremos de creer que no
necesitan a los hombres para nada.
La atracción sexual que nos induce a buscar
parejas en clubes, bailes o a través de los anuncios clasificados de la prensa
o los contactos telefónicos, fácilmente se modifica para convertirse en un
lubricante estrictamente social con escasas consecuencias reproductivas
Y es precisamente en el cuento de la
reproducción en el que se descubre más crítica esta situación. Se ha llegado a
tal extremo de autosuficiencia que dicen que las investigaciones genéticas han
avanzado tanto que en un tiempo no muy largo, las mujeres podrán reproducirse
sin necesidad de los hombres, aunque de ser cierta esta teoría nacerán sólo
mujeres —por aquello de los cromosomas XX— y ahí sí que como diría un pasaje de
La Biblia: «los hombres se subirán a las copas de los árboles porque las
mujeres los tendrán que perseguir…»
Pero sin ser tan apocalípticos, el problema es
que las mujeres están adoptando actitudes absolutamente masculinas para
sobrevivir. Y el proceso que viven ellos ha sido aun más caótico, porque al
verse desplazados se ha exacerbado más su afán por querer ser más machos o, al
contrario de lo que se cree, les ha aflorado también más su lado femenino. Se
libera cualquier carga emocional que pueda existir por la culpa de sentirse
homosexuales, hecho que se traduce en una mayor libertar de descubrir su lado
gay —que de alguna manera casi todos los hombres tienen—.
Es
así, como al final el dicho de que cada vez hay menos hombres y los que hay
“son como los teléfonos públicos, o están ocupados o están dañados”, adquiere
una connotación especial.
Mientras
las mujeres sigan pensando que no necesitan a los hombres para nada —ni para
reproducirse—, la sociedad va a tener que empezar a vivir con la idea de que en
un futuro la soledad será el mayor mal de la humanidad y de que el mundo, que
hoy es sobre poblado, terminará por pedir a gritos que existan parejas que
quieran reproducirse para que la especie humana no termine por extinguirse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios