En su hermosa novela “El
amor en los tiempos del cólera” García Márquez dice que uno de sus personajes
entró en “la floresta de lo irremediable”.
Buena metáfora que es real cuando te dejas aplastar por las
penas, no buscas ayudas y permites que el fuego de la fe se extinga.
Cuando el ánimo o sea, el alma, se apaga, ves algo como irremediable, pero la mayoría de las veces hay salidas.
Y el mejor ejemplo de esto es ver felices y triunfando a
seres que han perdido uno o varios miembros o nacieron sin ellos como
Nick Vujicic o Jessica Cox.
Sí, no es nada fácil levantarse después de ciertos
golpes o pérdidas, y digamos que lo habitual es perder toda esperanza.
Es tu elección si te das por derrotado. Para evitarlo busca apoyo y alternativas, insiste, confía y haz un reciclaje espiritual.
Es una alquimia en la cual
logras transmutar el plomo en oro, o sea, el mal en bien, paso a paso, y con un valor que se llama
resiliencia.
Es la capacidad de afrontar
y superar los golpes con ese coraje y esa fe que aplicó Víctor Frankl en los
campos de concentración.
Lee su impactante libro El
hombre en busca de sentido. Pocos dramas son irremediables.
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