Un
estudio desmiente la relación entre las condiciones meteorológicas y las
dolencias articulares y lumbares.
Cuando
el invierno trae consigo la lluvia y el frío, los ambulatorios de los
hospitales multiplican sus visitas con personas que, al parecer, sufren
dolencias articulares o lumbares. Según una nueva investigación de la
Escuela de Medicina de Harvard, esto no debería ser así, pues no existe
relación alguna entre el 'mal tiempo' y el dolor.
Previamente al reciente estudio, se habían realizado
diferentes investigaciones sobre este mismo fenómeno. Sin embargo, los
resultados son muy diferentes entre sí y erróneamente se dio por válida la
afirmación de que clima y malestar van de la mano.
Anupam Jena, del Departamento de Política de Atención
Médica de la Facultad de Medicina de Harvard, ha sido el encargado de dirigir
el proyecto, combinando dos conjuntos de datos: el primero incluye información sobre visitas de atención
primaria para dolor de las articulaciones o la espalda; y, el segundo, datos
específicos sobre los niveles de precipitaciones diarias por código postal
geográfico.
Los
dolores de articulaciones y espalda no están relacionados y no se incrementan
con el mal tiempo.
Según el primer método, que analizó una gran recopilación
de datos entre 2008 y 2012, los estadounidenses de edad avanzada (65 años o
más) realizaron más de 11 millones de visitas a consultorios de atención
primaria. Las consultas aumentaron considerablemente en períodos lluviosos en
comparación con las épocas más secas.
"No
importa cómo miramos los datos; no vimos ninguna correlación entre la lluvia y
las visitas al médico por dolor de las articulaciones y de espalda",
asegura Jena. "Es difícil demostrar que es negativo, pero en esta
avalancha de datos, si hubiera un aumento clínicamente significativo en el
dolor, habríamos esperado encontrar al menos un pequeño, aunque significativo,
signo de este fenómeno. Pero no fue así", añade.
Al
mal tiempo, buena espalda
Ante las diferentes hipótesis que se plantearon durante
la investigación, el
análisis de los pacientes mayores de 65 años mostró finalmente que no existe
relación entre la lluvia y las visitas ambulatorias por dolor articular o de
espalda.
El enfoque permitió comparar de forma efectiva las tasas
de dolor articular o lumbar entre periodos con y sin precipitación dentro de la
misma región geográfica, abordando la preocupación de que las tasas de dolor
pueden diferir sistemáticamente en las distintas regiones con niveles variables
de precipitaciones.
En
general, el 6,35% de las visitas al consultorio incluyeron informes de dolor en
días lluviosos, en comparación con 6,39% en días secos.
Según Jena, el poder del cerebro es la clave.
La
mente tiene una gran facilidad para crear patrones y establecer vínculos.
Así, si esperas que te duela la rodilla cuando llueve y no lo hace, te olvidas
de ella, pero si duele y la culpa es de la lluvia, esta relación tiende a
quedarse grabada en la mente.
"Como
médicos, debemos ser sensibles a las cosas que nuestros pacientes nos dicen. El
dolor es dolor, con o sin lluvia. Pero es importante saber que, a nivel
clínico, el dolor en las articulaciones no parece fluir con el clima",
explica.
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