La
comida se considera medicina para el alma y para el cuerpo. El frío, que sin
ser una enfermedad, puede llegar a ser tan incómodo como para interrumpir
nuestras actividades diarias, hasta el punto de quitarnos el sueño.
Sin embargo, la sensación de calidez y bienestar que nos
brinda la comida nos ayuda
a relajarnos y a sentirnos sanos, mejorando nuestro sistema de defensas y
evitando los resfriados.
Los caldos, por su calor y nutrientes, nos permiten
aumentar la temperatura corporal. El caldo de pollo es mundialmente conocido como la medicina esencial en
caso de catarros, problemas estomacales, agotamiento, tristeza, y cualquier
situación física o emocional que requiera un cariñito por dentro y por fuera.
Es importante hervir el pollo en la misma agua que se utilizará para hervir las
verduras, así la hidratación se verá beneficiada por la grasa y micro
nutrientes que haya en el caldo.
Los
tés o infusiones (o cualquier bebida caliente) nos ayuda a entrar en
calor cuando sentimos que el agua caliente entra a nuestro organismo. Las
infusiones, dependiendo de la planta que se haya elegido, tienen diferentes
beneficios para la salud, pueden ser antioxidantes, apoyar a la digestión y
depurar el organismo al funcionar como diuréticos.
Los
carbohidratos, en sí mismos, no aportan calor pero brindan al cuerpo la energía
que requiere para combatir el frío, además de que nos dan sensación de
plenitud y satisfacción. Los carbohidratos de absorción lenta son los más
recomendables: legumbres,
arroz, pan integral.
Platillos
como la paella, el arroz con lentejas, el arroz con caldo de pollo, o
simplemente acompañar cualquier sopa con pan, son opciones de alto contenido
nutricional, que nos ayuda a entrar y mantener el calor. Los purés, a
base de papá con cualquier otra verdura, es una buena mezcla entre el aporte
energético del carbohidrato y los micro nutrientes de las verduras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios