Popularmente se dice que los
hombres no entienden a las mujeres. Esto no deja de ser una creencia general
que ahora sin embargo ha encontrado cierta base científica. Se ha descubierto
que a los hombres les cuesta el doble detectar las emociones en el rostro de
las mujeres.
El estudio
Para el estudio se seleccionaron
a una serie de sujetos, todos ellos hombres. El experimento consistía en ir
mostrando a cada participante distintas fotografías de los ojos de hombres y
mujeres.
Junto a cada fotografía se ofrecían dos posibles palabras. Cada sujeto tenía
que escoger la palabra que
mejor describiera la emoción de la persona de la fotografía.
Los resultados no dieron lugar a dudas: cuando los ojos de la fotografía pertenecían a un hombre,
los sujetos acertaban su emoción el doble de ocasiones que cuando pertenecían a
una mujer.
Explicación
Durante todo el experimento se estudió el cerebro de los sujetos
mediante imágenes obtenidas por Resonancia Magnética Funcional. Esta técnica
permitía observar qué
partes del cerebro se activaban en los participantes cuando trataban de
adivinar las emociones de las fotografías.
La amígdala es la parte del cerebro relacionada con las emociones. Se
observó que la amígdala se activaba mucho más cuando los participantes
observaban los ojos de otros hombres.
La actividad de la amígdala también guarda mucha relación con la
empatía. En base a esto, muchos
de los sujetos manifestaron que les resultaba más sencillo adivinar las
emociones masculinas porque trataban de recordar momentos de sus propias vidas
en los que habían utilizado esa misma expresión. Sin embargo les resultaba más difícil empatizar
con los ojos de las mujeres.
Los científicos quisieron ir un poco más allá y trataron de darle una
explicación evolutiva a estos resultados. Según ellos, en los períodos
iniciales del desarrollo humano era mucho más importante que un hombre pudiera
identificar rápidamente las emociones de otros hombres. De esta manera evitaría
posibles amenazas y riesgos para su propia supervivencia.
Además la amígdala también está involucrada en el miedo y las respuestas
de huída ante posibles peligros. En la sociedad actual (supuestamente menos
peligrosa) ya no es necesario seguir disponiendo de esta diferencia en la
actividad de la amígdala, sin embargo el cerebro masculino continúa manteniendo esta herencia
del pasado.
Quizá sean necesarios miles de años de convivencia para que el cerebro masculino
comprenda que no entender las emociones de nuestra pareja también
representa una seria amenaza para nuestra supervivencia.
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