Cuando se habla del tema de la Paz, generalmente se llega
a discusiones sin fin, que no conducen a nada; sin embargo, caldea los ánimos e indispone a los participantes.
Y todo sigue igual.
Es un círculo vicioso porque se pretende llegar a la Paz por medio de
disputas
acaloradas en los salones y violentas masacres en los
campos.
Y todos seguimos perdiendo.
Entonces, la pregunta es: ¿Por dónde empezar? Primero consideremos ¿qué es Paz?, ¿qué
pretendemos con la Paz?
Hoy por hoy definir qué es Paz resulta una
tarea que, además de tediosa, es poco práctica.
Pensemos mejor en ¿qué no es Paz?
No es Paz el desvirtuamiento de los
principios y fundamentos cristianos.
No es paz la falta de eauilibrio económico.
No es Paz la falta de identidad.
No es Paz la ausencia de diálogo.
No son Paz los negociados, chanchullos, trueques y componendas.
No es Paz la omisión de las responsabilidades y deberes.
No es Paz la falta de respeto por las personas.
No son Paz el soborno, el chantaje, la extorsión.
No son Paz el maltrato, la violencia y las torturas.
No es Paz la falta de respeto por la vida.
Buenos, entonces empecemos por erradicar lo que no es Paz.
En el orden práctico, el inicio de esta tarea en el país no es fácil.
Pero se puede aportar, de algúna manera, un granito de arena.
No es paz la falta de eauilibrio económico.
No es Paz la falta de identidad.
No es Paz la ausencia de diálogo.
No son Paz los negociados, chanchullos, trueques y componendas.
No es Paz la omisión de las responsabilidades y deberes.
No es Paz la falta de respeto por las personas.
No son Paz el soborno, el chantaje, la extorsión.
No son Paz el maltrato, la violencia y las torturas.
No es Paz la falta de respeto por la vida.
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