Dice
Premio Nobel De La Paz Eric Chivian
En los años ochenta, Chivian alzó su
voz en contra de las armas nucleares. Por ese activismo recibió el galardón en
1985.
Ahora que la guerra fría quedó
archivada, recorre el mundo lanzando una alerta roja sobre otro riesgo no menos
grave: la destrucción de la biodiversidad del planeta como consecuencia del
calentamiento global.
Este
norteamericano, considerado por la revista Time como uno de los 100 hombres más
influyentes del mundo, y uno de los fundadores del Centro de Salud y Medio
Ambiente Global de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard habló de
su más querida hipótesis.
Esta dice, palabras más palabras menos,
que la vida humana está íntimamente entrelazada con otras especies, con los
ecosistemas y con el resto de la naturaleza.
Por eso, si el calentamiento global y
la destrucción de los hábitats arrasan con animales y vegetales, la salud de
hombres y mujeres estará comprometida, ya que no se alcanzarán a desarrollar
fármacos y tratamientos para combatir enfermedades cuya fabricación depende de
esos seres vivos.
Más
de la mitad de los medicamentos que se producen en Estados Unidos están hechos con compuestos
naturales o están basados en la composición de animales casi desconocidos.
Para que todo el mundo lo entendiera, Chivian, como el más didáctico de los
profesores, desmenuzó su idea con un ejemplo. "Los osos, muchos de ellos
en riesgo de desaparecer por el aumento de las temperaturas, tienen una capacidad
infinita para mantener su masa ósea intacta cuando entran en estado de
hibernación. Eso nos está llevando a desarrollar información valiosa para
entender mejor dolencias como la osteoporosis".
Según
él, la gente del común entiende claramente los efectos de la contaminación del
aire, ha escuchado las consecuencias que tendría la ampliación del hueco en la
capa de ozono y le preocupa la destrucción de las selvas y de las fuentes de
agua potable. Pero sigue
creyendo que la salud es una cosa interna y exclusiva de nuestra especie.
"Actuamos como si fuéramos totalmente independientes de la naturaleza de
la cual dependemos".
Chivian
explicó como los anfibios, entre ellos las ranas, sapos, salamandras y
cecilias, estas últimas parecidas a una lombriz, aportan sustancias que se podrían usar para crear
medicinas contra las contracciones del corazón y compuestos antibacteriales
para frenar la hipertensión o para regenerar cartílagos y tejidos humanos
desgarrados.
Sin embargo, más de 6 mil especies de
estos seres están en peligro de extinción. Algo similar ocurre con los caracoles cono, que tienen
un compuesto denominado ziconotide, mil veces más potente que la morfina,
destinada a aliviar dolores en pacientes que sufren cáncer o sida. Otra
compuesto de este animal está siendo desarrollado como protector de las células
del cerebro cuando el flujo sanguíneo es inadecuado, y podría contribuir a
perfeccionar terapias destinadas a pacientes con Parkinson y Alzheimer.
A
pesar de esto, el 70 por ciento de las especies de caracoles que han sido
estudiadas están en zonas donde los arrecifes de coral, su hábitat principal,
esta amenazado, aclaró Chivian. "Creemos que sólo tenemos información de
una décima parte -o quizás menos- del número total de especies que existen en
el planeta (...)
Tal
vez no llegaremos a conocerlas y mucho menos a sacar de ellas los secretos que
esconden". Eric Chivian, psiquiatra, bioquímico y premio Nobel de Paz.
También estudió a tiburones y cangrejos El científico ha incluido en sus estudios
otros dos animales: los tiburones y los cangrejos herradura. El primero,
amenazado por la sobrepesca y el comercio de su carne, tiene en su hígado
escualamina, materia prima de lo que podría ser una nueva generación de
antibióticos, así como de tratamientos contra infecciones micóticas (hongos) y
protozoicas (parásitos). Esta especie ha disminuido su población en más de un
75 por ciento en todos los océanos. En el caso de los cangrejos, afectados
porque son usados como carnada en las jornadas de pesca, estos son portadores
de péptidos (moléculas o protéinas) a partir de los cuales se ha desarrollado
un compuesto conocido como T140.
Pruebas
preclínicas han indicado que puede llegar a ser tan efectivo como el AZT para
el control del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y podría ser muy
efectivo, según Chivian, en la propagación de ciertos tipos de cáncer de
próstata, de mama y como tratamiento para la artritis reumatoidea.
Chivian explica que en la medida en que
los gobiernos no hagan lo suficiente para controlar el cambio climático, todos
perderemos la oportunidad de conocer muchas soluciones a los problemas más
comunes que afectan nuestra vida.
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