En
la mitología griega, Selene es la personificación de la Luna. Es hija de
los titanes Hiperión y Tía, y hermana de Helios, el Sol, y de Eos, la Aurora. Se la representaba como una
mujer joven y hermosa, que recorría el cielo en un carruaje de plata tirado por
dos caballos.
Se
le conocen muchos amores. De Zeus tuvo una hija, Pandia. En Arcadia fue
amante del dios Pan, quien
le había obsequiado una manada de bueyes blancos.
Sin embargo, su historia más conocida es la que comparte
con Endimión, pastor de Caria.
Una noche de verano, luego de cuidar sus rebaños, Endimión se refugió en una gruta
en el monte Latmos para descansar. La noche era clara, y en el cielo Selene paseaba en
su carruaje. La luz
de la luna entró en la cueva, y así Selene pudo ver al joven dormido.
Desde el momento en que la diosa lo miró se enamoró de él.
Descendió entonces del Cielo, y Endimión fue despertado por el roce de los labios
de Selene sobre los suyos. Toda la caverna estaba iluminada por la luz
plateada de la Luna. Ante él,
vió a la diosa brillante, y entre los dos nació una gran pasión.
Selene subió después al Olimpo, y rogó a Zeus que le
concediera a su amado la realización de un deseo, y el Señor del Olimpo aceptó.
Endimión, luego de
meditarlo, pidió el don de la eterna juventud, y poder dormir en un sueño
perpetuo, del que sólo despertaría para recibir a Selene. Zeus le concedió su petición.
Desde entonces, Selene visita a su amante dormido en la caverna del monte.
De este amor nacieron
cincuenta hijas, y en varias versiones también, hijo de Selene y de
Endimión fue Naxo, el
héroe de la isla de Naxos.
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