INGREDIENTES:
500 gr. de almendra cruda, seca y molida
500 gr. de azúcar blanquilla
200 gr. de patata cocida
Ralladura de 1 limón
Azúcar para el baño de almíbar
1 hoja de Oblea
PREPARACIÓN:
Sencillamente es algo que se hace con extrema facilidad,
solo el desconocimiento provoca que no hagamos en casa este dulce, incluso en
cualquier época del año.
Por un lado coceremos la patata con la piel. Por supuesto
la lavamos bien para quitarle cualquier resto de tierra. Dejamos que se enfríe
y nos disponemos a la elaboración de los mazapanes.
Para esta cantidad haremos 3 cucharadas de azúcar con
medio vaso de agua para el almíbar. Lo ponemos a fuego fuerte y procedemos a
cocinarlo. Cuando vemos que se va espesando lo retiramos del fuego. Es
complicado transmitir por escrito lo que es un almíbar al punto de hebra.
Básicamente podría decir que es cuando se ha reducido casi a la mitad y vemos
que al levantar la cuchara y verterlo en la cazuela vemos que cae como si fuera
una miel algo líquida. En cualquier caso lo dejamos que se vaya enfriando.
Yo tenía almendras en casa por lo que las he cascado,
escaldado y pelado, luego las he dejado secar, me he ayudado dándoles un golpe
de horno un par de minutos para que se evapore el agua. A continuación las he
molido bien con el picador de la batidora y no he dejado que se hiciera harina,
lo hice un pelín granulado.
En un bol ponemos la almendra molida, la ralladura de
limón y el azúcar, lo mezclamos bien con las manos y vamos añadiendo la patata
que habremos hecho puré anteriormente. Seguimos mezclando los 3 ingredientes
hasta que vemos que ya están bien integrados hasta que vemos que ya estén bien
integrados. Con esta medida deben salir siempre iguales, lo único que puede
alterar esto es que la patata por la razón que sea, puede que por la clase de
la patata tenga menos fécula y más agua, entonces añadiremos un poco más de la
cantidad indicada.
Dejamos reposar unos minutos y ponemos el horno con el
gratinador en marcha, porque de ponerlos de la misma forma que un bizcocho el
azúcar no se doraría y acabarían aplastados al perder la textura porque se
licuaría el azúcar. Por eso debéis tenerlos el tiempo suficiente en el horno
para que se cocine la parte de arriba sin que se desintegre.
Antes de meterlos al horno, habremos puesto en la bandeja
la oblea y formado los mazapanes con las manos, los pintamos con el almíbar que
se ha tenido que espesar al enfriarse y los horneamos hasta que se doren.
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