Es interesante hacerse
esta pregunta: ¿Por qué
Jesús dio tanta importancia al perdón?
De hecho es uno de los temas centrales de su vida, su enseñanza y de la plegaria que dejó a sus discípulos:
“Padre nuestro, perdónanos, así como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden”.
Ya en la cruz no vaciló en pedir perdón para sus victimarios y perdonó al ladrón arrepentido.
Qué bueno que sus palabras “perdonen y serán perdonados” hagan resonancia en tu interior.
Jesús sabía que sin perdón no hay paz ni felicidad, no hay presente ni futuro.
Por eso, toma conciencia de lo que pierdes incubando odios o culpas, y ábrete a la magia del perdón.
Si te acercas a Dios podrás ver a los otros con ojos
compasivos y serás libre sanando las heridas del ayer.
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