Mantén
la clama, y solo haz. La palabra “drama” ha adoptado un significado interesante
en los últimos años, que va más allá de lo que definía de forma tradicional, es
decir, la forma de presentación de acciones a través de su representación por
actores (Wikipedia). Hoy drama significa “sobredimensionar algo
innecesariamente.”
Es hacer una gran producción de algo cuando simplemente
podrías hacer algo para manejarlo sin llevarlo a extremos.
Un dato interesante: la palabra “drama” proviene de la palabra Griega
“acción”, que a su vez deriva de la palabra “hacer”. Y hacer resulta ser
la respuesta para todo ese drama innecesario (que, de paso y según la
televisión de hoy en día, sería sabio de tu parte dejar para tu madre o algún
otro familiar.*)
¿Cuál es el problema con el drama? Para empezar, es
innecesario. No hay necesidad de histrionismos cuando puedes hablar de las
cosas y resolverlas de manera sencilla. No hay necesidad de una reacción emocional exagerada
cuando puedes respirar, dejar ir las tensiones, y concentrarte en ser feliz,
ahora, en este momento.
El drama complica las cosas, hace de algo pequeño algo
grande, e ignora las
pequeñas cosas que deberían ser grandes: pequeñas cosas como los simples
placeres de la vida, la gratitud, y la simple maravilla de la existencia de la
vida.
El
drama hace que la vida sea más difícil. Si pierdes tu trabajo, puedes entrar en
una depresión (quizás hasta entendible), y perder tu casa y que te sea aún más
difícil encontrar trabajo de nuevo – muchas veces a causa de la misma
depresión.
Pero si en lugar de ello mantienes la calma, quizás
puedas ver esto como un comienzo “fresco” y como la manera de hacer realidad
los sueños para los que antes no tenías tiempo. Míralo como una forma de
aprender un nuevo talento y re-invéntate… las cosas no serán tan difíciles.
Si
engordaste mucho, en lugar de sobredimensionar el tema, sal a caminar y
simplemente haz de eso un hábito diario (quizás de forma gradual lo puedas
convertir en un trote). Y después comienza a comer alimentos más sanos – frutas
y verduras, legumbres y frutos secos – en lugar de comida basura.
Comienza a cocinar para ti en lugar de comer fuera. El drama sólo te servirá
para hundirte más en la depresión y volverte más gordo. Haciendo algo al
respecto solucionarás el problema de manera sencilla, siempre y cuando no lo
sobredimensiones.
Así
que cuando sientas que estás dándole demasiadas vueltas a algo y te empiezas a
poner nervioso – un compañero de trabajo que no está haciendo su parte de las
cosas, tu pareja que no hace las cosas como a ti te gustaría, una hija a
la que no le va tan bien en la escuela como a ti te gustaría – para el drama.
Respira.
Déjalo ir. Respira de nuevo, inspirando la paz del mundo. Expira y deja
ir, libérate de todas las tensiones y frustraciones que tienes dentro de ti.
Repite esto hasta que el drama se vaya.
Y luego, simplemente, céntrate en el presente. Cuando
comienzas a sobredimensionar las cosas, suele ser sobre algo que ya pasó (o
sea, en el pasado) o algo que quizás suceda (en el futuro). Olvídate de todo
eso ahora (puedes reflexionar sobre ello más tarde, cuando te sientas más
calmado y “desapasionado”). Ahora, en este momento, concéntrate en lo que estás haciendo.
Esto puede ser el estar sentado frente al ordenador,
leyendo. O caminando. O tomando un vaso de agua. O lavando los platos. O
conduciendo. Eso es lo que estás haciendo ahora, en este momento. Sólo deberías
de pensar en eso, en nada más. Cuando sientes que tu mente vuelve al pasado o
al futuro, simplemente vuelve a concentrarla en lo que estás haciendo ahora.
Esto requiere práctica.
Simplemente
haz algo con el tema. Haz lo que tengas que hacer de forma calmada para
enfrentar la situación. Manéjala de la manera más sencilla posible.
Olvídate
de las complicaciones – simplemente haz.
¿Abrumado
por muchas cosas que hacer? Respira, concéntrate en lo que estás
haciendo ahora y concéntrate en terminarlo.
¿Estás
cansado de tu horrible trabajo? Respira, concéntrate en el ahora, y haz
lo que tengas que hacer para resolverlo.
¿Alguien
te molesta? Déjalo ir. Concéntrate en lo que estás hacienda justo ahora.
Y simplemente hazlo.
Si
comienzas a abrumarte, vuelve al primer paso.
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