Todo cambio de vida significa cambiar unos hábitos
por otros. Se ha dicho y repetido que el hombre es un animal de costumbres, por
lo que no está de más estudiar un poco en qué consiste esto del hábito. Los
hábitos se van desarrollando a medida que vivimos, ya que un hábito es
simplemente una forma predeterminada de actuar en una cierta situación.
Los hábitos
tienden, simplemente, a ahorrarnos el trabajo de pensar. En nuestra vida diaria
hay todos los días situaciones en que tenemos que realizar actividades que ya
las hemos realizado infinidad de veces, que van desde ponernos o sacarnos la
ropa, a actividades más complejas como conducir un automóvil.
Cuando vas
recorriendo el camino de la vida, vas experimentando situaciones viejas en la
ya que has estado antes y nuevas, aquella en la que nunca te has
encontrado.
Ante cada situación es lógico que te preguntes cómo
vas a reaccionar, dado que el hombre no tiene, como los animales, el instinto
que le indica qué hacer en cada momento.
Entonces
tendemos a repetir aquellas conductas que, en ocasiones anteriores, nos han
dado buenos resultados. De esta manera se va constituyendo un hábito.
Los hábitos son
generalmente influidos por las tendencias, es decir, por las características de
nuestra personalidad que ya traemos al nacer.
Intentar conocer
lo más que puedas de tu personalidad y sacar el mejor partido posible de
ella.
Actitudes tales como vivir recordando un pasado que
no puede volver o esperando un acontecimiento que nunca llegará, lamentarse por
cosas que hemos hecho y que no tienen ya remedio, desear cosas sin hacer nada
por conseguirlas, son malos hábitos que pueden ser reemplazados por conductas
más positivas. El trabajo de hacerlo nunca será fácil dado que hay que luchar
contra costumbres de muchos años, pero ciertamente los resultados harán que
valga la pena intentarlo.
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