Dolencias
como la artritis, la artrosis o el lupus pueden aliviarse o prevenirse con el
menú adecuado.
Alimentos
frente a las enfermedades inflamatorias
Con la alimentación podemos prevenir o paliar los efectos
secundarios de enfermedades inflamatorias como artritis, artrosis, psoriasis,
lupus... Todo proceso inflamatorio conlleva la proliferación de radicales
libres. Es la primera respuesta del sistema inmunitario. Los radicales libres
los produce el organismo de manera natural, pero, si se producen demasiados, la
inflamación se hace crónica y esto acelera el envejecimiento.
Más
calidad de vida
Con
alimentos inflamatorios como la grasa saturada, hidrogenada o trans, demasiada
proteína animal y azúcar, unidos al estrés, las paredes de los vasos sanguíneos
se vuelven rígidas y se produce enfermedad, porque aumentan la formación
de prostaglandinas (sustancias inflamatorias) en el organismo. Con los
alimentos podemos aumentar nuestra calidad de vida.
Entre
los alimentos antiinflamatorios están los prebióticos, constituidos
principalmente por fibras solubles (de los cereales integrales), productos
lactofermentados y frutooligosacáridos vegetales (como la inulina) presentes en
el ajo, cebolla, espárragos y alcachofa, que produce ácidos grasos y contiene
metabolitos, que estimulan de manera selectiva el crecimiento y desarrollo de
la actividad de la flora intestinal. Además, terminan la digestión de
los alimentos.
Menos
grasas saturadas
Las fibras regulan el tránsito intestinal y atrapan y
eliminan azúcares con índice glucémico elevado, al igual que muchas sustancias
tóxicas. Por otro lado, los probióticos (lactobacillus acidophilus,
lactobacillus casei o rhamnosus GG) mejoran los procesos digestivos, estimulan
la renovación celular intestinal, inhiben gérmenes patógenos, destruyen
nitrosaminas (sustancias cancerígenas) y estimulan el sistema inmunológico.
Además,
incluye omega 3 (en pescados azules de agua fría como el salmón, la
caballa, el atún, las sardinas, el mero, el aceite de lino, las semillas de
calabaza...). Los ácidos grasos son indispensables para la salud celular e
imprescindibles para el correcto funcionamiento del cerebro y los nervios. Para
aprovecharlos bien hay que reducir la ingesta de grasas saturadas.
Los
imprescindibles
Las
almendras y, en general, los frutos secos deben incluirse en la dieta. El perfil lipídico del aceite de oliva también es importante. Las frutas y hortalizas, a
excepción del tomate y la patata, que no deben tomarse en exceso,
también deben ingerirse en estos casos. Que no falten tampoco los cereales
integrales, como el trigo, amaranto, espelta, cebada y mijo, y las hierbas
aromáticas como el orégano y el tomillo. También son recomendables el rábano negro, rusticano o
chino; el ajo, el jengibre y la cúrcuma.
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