Aunque el mundo moderno no la permita, el cuerpo la pide, algunas culturas la reclaman y la historia la avala. Pero su mayor crédito es el beneficio para la salud.
Cuánto debe durar una siesta y por qué es importante 'El Corán discute los efectos beneficiosos del sueño y enfatiza la importancia de mantener un patrón de luz y oscuridad' .
Son las 14:16, el momento de más letargo en el día según estudios, te estás quedando dormido sin remedio. ¿Te está diciendo el Universo que es el momento de tomar una siesta y recargar las reservas de energía? El neurocientífico del sueño Jim Horne cree que sí.
Sus estudios lo han convencido de que estamos naturalmente diseñados para dos veces al día.
Y al parecer, el pasado lo avala. A lo largo de la historia, los seres humanos hemos cumplido con nuestra cuota de sueño de ocho horas en dos turnos.
El historiador y antropólogo Roger Ekirch descubrió más de 500 referencias a este patrón de sueño en un diario, registros médicos y la literatura, desde "La Odisea" de Homero hasta "Los cuentos de Canterbury".
Todos los animales -incluyéndonos- tenemos nuestro propio patrón de sueño.
El 85% de los mamíferos de la Tierra duermen muchas veces durante el día en ciclos polifásicos, pero los seres humanos desarrollan ciclos de sueño monofásico, en el que sólo dormimos en la noche para tener energía todo el día.
Pero antes de que empecemos a sentir pena por nosotros mismos, recordemos que otros la tienen más difícil.
Los
delfines, por ejemplo, son una de las especies que tiene una manera muy inusual
de descansar pues tiene
que mantenerse alerta durante largos períodos, para evitar que los
depredadores los sorprendan dormidos.
Lo que hacen es desactivar cada parte
del cerebro alternativamente, lo que hace que parezca que duermen con un ojo abierto.
Un
estudio de varias organizaciones especializadas en mamíferos marinos encontró que los delfines de
nariz botella pueden pasar así por intervalos de al menos 15 días consecutivos,
nadando, ecolocalizando y reaccionando a estímulos sin ningún deterioro
cognitivo evidente.
Los
zorzalitos de Swainson, que recorren largas distancias volando durante la noche
a través de América del Norte y del Sur, han desarrollado una manera particularmente ingeniosa de
lidiar con tales niveles de privación de sueño.
Estas
aves diurnas hacen unas
siestas de no más de 30 segundos a lo largo del día, que les permiten
compensar el sueño perdido.
Pero nuestra siesta, ¿cuán larga debe
ser?
La
opinión de los expertos sobre exactamente cuánto tiempo debemos rendirnos en
los brazos de Morfeo durante el día varía, pero Jim Horne, del Centro para la
investigación del sueño de la Universidad de Loughborough, Inglaterra, nos dio
una guía.
En Hispanoamérica, la noción de la
siesta es endémica: hasta los que rara vez la podemos hacer, la extrañamos.
Dicen que se debe a las altas
temperaturas del mediodía en la zona ecuatorial, pero es una costumbre que se
extiende hasta la Patagonia.
Los italianos también tienen la
misma costumbre, sólo que la llaman ‘riposo‘.
En EE.UU. hacer la siesta no es una tradición, al
menos no todavía.
Sin
embargo, algunas compañías como Google, Nike, Uber y PwC cada vez la ven con
mejores ojos gracias a no sólo a los beneficios para la salud, sino también a
que se han reportado frutos económicos.
La
falta de sueño le cuesta a las firmas estadounidenses US$63.000 millones en
productividad, según un estudio publicado en el Journal of Sleep.
Rusia. Hacer la siesta solía ser una costumbre en Rusia. En su
bitácora de viajes, el catedrático alemán Adam Olearius escribió: ‘Los rusos de
alta o baja clase tienen el hábito de descansar y dormir después del almuerzo.
(...). ‘Los rusos determinaron que el Falso Dimitri (un tsar muy impopular) no
era realmente el hijo del Gran Príncipe y que ni siquiera nació en Rusia pues
nunca hacía la siesta‘.
Eso
parece indicar que la siesta tiene un vínculo más sólido con la cultura que con
el clima.
Nigeria. La religión puede moldear la cultura y
costumbres de un país.
En
un artículo publicado en los Anales de Medicina Toráxica en 2011, Ahmed S.
BaHammam escribió: ‘El
Islam considera que el sueño es una de las señales de la grandiosidad de Dios
y alienta a los fieles a explorar esta importante señal. (...)
‘El Corán discute los efectos
beneficiosos del sueño
y enfatiza la importancia de mantener un patrón de luz y oscuridad. Una siesta
al mediodía es una práctica importante para los musulmanes y el profeta Mahoma
promovía las siestas‘.
Nigeria
es el hogar de una población musulmana numerosa, así que la siesta es aceptada
culturalmente. Esta práctica también se observa en otros países
islámicos como Indonesia, Pakistán, India y Bangladesh.
China. Los empleados chinos a menudo se toman un descanso
después del almuerzo, poniendo sus cabezas sobre los escritorios y
tomándose una siesta de una hora. Es considerado como un derecho
constitucional. Datos recopilados por la aplicación SleepCycle muestra que los
chinos son los que reportan la más alta calidad de sueño después de los
eslovacos entre los 50 países de la encuesta. Según la información provista por
los usuarios de la aplicación, en China se duerme en promedio 6 horas 43
minutos por noche.
Japón. La sociedad japonesa es muy tolerante
cuando se trata de dormir en público. Hasta tienen un nombre para ello:
inemuri. A menudo es interpretado como un signo de agotamiento causado por la
diligencia y el trabajo duro, y llevado como una insignia en círculos
profesionales.
Los japoneses pueden dormirse un rato -incluso en reuniones
de trabajo o en el colegio- siempre que no disturben la situación social en la
que se encuentran.
En
ese sentido, es como soñar despierto: aunque el dormilón esté mentalmente en
otra parte, es capaz de retornar y contribuir activamente de ser necesario.
Además, mantienen la impresión de que están participando, cuidando su postura,
lenguaje corporal y vestuario incluso cuando duermen, para no desentonar.
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